La motilidad ocular son todos los movimientos coordinados que realizan los ojos y que permiten garantizan su sincronización. De esta forma, al trabajar de forma conjunta, las imágenes percibidas por cada ojo, son trasmitidas al cerebro como una y en tres dimensiones, este efecto es conocido como visión binocular. Sin embargo cuando la salud visual se ve afectada por una alteración en la motilidad ocular, el cerebro deja de recibir imágenes únicas, por lo que como mecanismo correctivo, trata de alinear la visión para evitar la diplopía o visión doble.

Alteraciones relacionadas con la Motilidad Ocular

Dependiendo de la edad del paciente, es posible identificar diferentes alteraciones en la motilidad ocular. Según los especialistas, es posible detectar el estrabismo o tropia y la foria. El estrabismo o tropia, se caracteriza por generar una desviación ocular, que se traduce en la pérdida del paralelismo debido al movimiento desigual de los ojos. Esta afección ocular a nivel pediátrico, presenta dos tipos el estrabismo infantil congénito, que generalmente hace su aparición antes de los seis meses de edad y el estrabismo infantil adquirido, que se manifiesta después de los seis primeros meses de vida.

La foria se presenta cuando los ojos actúan sin sincronización perdiendo el equilibrio. Cuando la desviación no puede ser resuelta mediante la corrección que realiza el cerebro, puede hablarse de foria descompensada. Cuando un paciente enfrenta un grado avanzado, pueden manifestarse síntomas como, cefalea, fatiga ocular e incluso visión borrosa o doble.

En cuanto a los adultos, es preciso decir que los problemas con la motilidad, pueden presentarse por alteraciones neurológicas, enfermedades del tiroides, traumatismos oculares, entre otras. Cuando esta alteración se presenta avanzada, es posible que el paciente experimente, doble visión e incluso la pérdida de funcionamiento del ojo.

La prevención, la estrategia perfecta para evitar la aparición de alteraciones relacionadas con la motilidad ocular

La presencia de problemas visuales asociados con la motilidad ocular, además de afectar la autoestima debido a la apariencia de los ojos, afecta de forma significativa el rendimiento del paciente pues pierde gran parte de su capacidad visual. En este sentido, cuando de salud visual se trata, la prevención es fundamental, ya que las alteraciones visuales, pueden ser tratadas y corregidas siempre que se tomen a tiempo cartas en el asunto.

De esta manera, la forma más efectiva de evitar la alteración de la motilidad ocular es incluir el control médico en nuestra rutina. Dado que la revisión por parte de un oftalmólogo, puede marcar la diferencia entre corregir la alteración o perder la visión. En el caso de los niños, el diagnóstico precoz es fundamental, ya que permite determinar el tratamiento correcto y con ello garantizar el desarrollo visual completo del ojo.

Cuando un niño da muestras de alteraciones en la motilidad, lo más recomendable es brindar asistencia antes de los 7 u 8 años de edad, considerando que una vez transcurrido este tiempo los daños pueden ser irreversibles. El tratamiento a tiempo, permite al paciente evitar que la alteración se convierta en una ambliopía y/o en una ausencia definitiva de visión binocular, que da pie a la aparición del ojo vago. Esta patología, hace que el cerebro bloquee la imagen que produce el ojo desviado, por lo que deja de ser utilizado.

A la hora de buscar un oftalmólogo, puedes acudir a la web allí encontrarás los portales de clínicas oftalmológicas, en las que ponen a disposición de los interesados todo la información necesaria para coordinar una evaluación médica completa.

La edad y las condiciones de salud, dos elementos que debes tomar en cuenta para garantizar la salud visual

A la hora de diseñar un plan para garantizar la salud visual, es importante tener en cuenta dos elementos, la edad y las condiciones de salud de la persona, ya que esto permitirá determinar con qué frecuencia debemos asistir a evaluaciones. De esta manera, cuando un niño nace es fundamental que un especialista realice de forma casi inmediata la primera evaluación, ya que así se podrán descartar trastornos o predisposiciones genéticas.

La siguiente etapa en la que se deberá tener especial atención, es la que está entre los 2 y 5 años, ya que durante esta etapa tienden a manifestarse anomalías como el estrabismo, la cual puede ser tratada y corregida siempre que sea detectada a tiempo. Una recomendación para garantizar la salud visual es que durante la vida, los controles oftalmológicos sean anuales, para evaluar el desarrollo de la capacidad visual y modificaciones que pudiesen aparecer con los años.

Independientemente de la edad, cuando una persona presenta condiciones de salud que requieren asistencia constante, como defectos refractivos (especialmente alta miopía), diabetes, hipercolesterolemia, problemas vasculares o antecedentes de patología ocular, la periodicidad de las exploraciones dependerá del estado de la visión y lo síntomas que se presenten.