Su intuición para adaptar las construcciones a las necesidades de los ciudadanos lo ha llevado durante toda su vida a tener una incansable curiosidad por lo que ocurre a su alrededor. El palmero Juan Julio Fernández (27 de marzo, 1935) ha ostentado muchos cargos a lo largo de su vida, tanto en su profesión, ya que llegó a ser presidente del Colegio de Arquitectos de Canarias, como en la política, cuando fue testigo directo del intento fallido de golpe de estado el 23F, como diputado provincial de Unión de Centro Democrático (UCD). Hace 14 años se embarcó una nueva aventura como presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Santa Cruz de Tenerife. Una etapa de su vida que culminó el pasado viernes y de la que se lleva miles de momentos basados en el afecto y la lealtad. Como él mismo asegura, ha vivido con plenitud y seguirá haciéndolo de ahora en adelante, aún con los ojos muy abiertos al mundo.

¿Qué lo ha motivado a tomar esta decisión después de 14 años?

Tenía posibilidades de seguir hasta finales de 2020, pero he creído oportuno dejarlo porque tenía ya la sensación de que otra persona debía coger las riendas. Además, prefería hacer el cambio en un momento en el que todo está marchando bastante bien. Hemos pasado de 300 a 7.000 socios, dejamos las arcas saneadas, hemos incrementado muchísimo la atención a los pacientes y los familiares y contamos con un buen equipo de voluntarios en los hospitales, en la calle y en los domicilios.

¿Qué destacaría de su paso por la asociación?

Destacaría mi conversión (risas). Recuerdo que estuve unos seis meses diciéndole a Esther Tellado, la antigua presidenta, que no me sentía con fuerza para aceptar el puesto. Creo en la vocación negativa, que significa que cualquiera de nosotros, ante 100 oportunidades, puede llegar a hacer 90, pero hay 10 para las cuales no está dotado. Para mí todo lo que oliera a cáncer y hospitales entraba dentro de las opciones de vocación negativa. Pero un hermano hematólogo que estaba entonces en la clínica de Estados Unidos me llamó para que aceptara puesto que la AECC, ya que era una entidad que en EEUU tenía mucho prestigio y que era equivalente a la Charity Fundation. Entonces, me animé a aceptar, pensando que iba a poder dar algo, pero mi sorpresa ha sido que en lugar de dar, empecé a recibir afecto y reconocimiento.

En estos años, ¿qué cambios ha visto en el tratamiento y la gestión del cáncer en Canarias?

Estamos ahora sobre todo luchando por que el cribado del cáncer de colon se extienda a la totalidad de la población de las islas, porque el Gobierno de Canarias está invitando al 50% de la población, pero solo está cubriendo el 25%. El cáncer de colon es la segunda causa de mortalidad entre varones y mujeres y es un cáncer silencioso que se desarrolla durante 10 años y que, cuando da síntomas, suele ser ya letales. Gracias a la investigación, se ha descubierto un test inmunológico consistente en una pequeñita espátula de 2 centímetros de longitud que analiza la presencia de sangre humana en heces. Si la hay se hace una colonoscopia para determinar si es un cáncer, hemorroides o un pólipo benigno. Si es lo primero, se extirpa y se cura en un 99%. Esto, aparte el ahorro del sufrimiento que significa evitar un cáncer, tiene una cuestión económica detrás, y es que curar un cáncer en un año cuesta unos 30.000 euros, mientras que la espátula cuesta tres. Por tanto, estamos ahorrando a la Seguridad Social 29.997 euros al año, lo cual es importante que lo sepan los políticos y los responsables económicos.

En el Día Mundial del Cáncer, la AECC hacía hincapié en el apoyo psicológico, pues a pesar de ser una pata muy importante dentro de la atención al cáncer, no cuenta con financiación para ofertarla en la sanidad pública.

Efectivamente, y Canarias es una de las cuatro comunidades autónomas que no tiene un Plan Integral. Cuando a una persona le dicen que padece cáncer, tanto ella como sus familiares reciben un impacto tremendo. Se desarrolla una sensación de angustia, ansiedad, rabia y desaliento, y ahí es muy importante la ayuda psicológica. La medicina, en general, ha progresado mucho técnicamente, pero ha empeorado la humanización en el trato, y el médico necesita tiempo para pasarle la mano por encima del hombro al enfermo. Nosotros tenemos dos psicólogos especializados, uno en cada hospital de Tenerife, y soy testigo de que los enfermos que entran tras haber sido diagnosticados a estas consultas, salen de ellas de una manera muy distinta. Las palabras de los psicólogos les abren un horizonte de esperanza, porque les hablan con claridad, les dedican tiempo y les pasan la mano por encima del hombro.

¿Qué le gustaría que mejorara en atención al cáncer en Canarias, además de lo que hemos hablado?

Que se diera la información para la prevención activa. Desde los colegios habría que incidir en contarle a los niños que si se acostumbran a hacer ejercicio, comer adecuadamente y no caen en las drogas, el alcohol o el tabaco, pueden vivir mucho más sanos y por tanto, ahorrar atención sanitaria. La prevención es fundamental para la detección precoz y sobre todo porque prevenir es mejor que curar.