Vietnam es un país alargado y estrecho enganchado geográficamente al extremo sudeste de la península de Indochina con una impresionante diversidad topográfica que incluye abiertos valles al noroeste, elevadas cumbres y llanuras en el centro y playas vírgenes en las cálidas aguas de las costas meridionales. El majestuoso río Rojo, al norte, y el río Mekong, al sur, conforman dos deltas muy fértiles cubiertos por una foresta notable, canales intrépidos, frondosos bosques y extensos arrozales que convierten a esta nación en una de las más variadas en ecología de toda Asia.

Y una aproximación a Vietnam es adentrarse en su capital comercial, la sureña Ciudad Ho Chi Minh, antigua Saigón, la mayor ciudad del país y todo un escaparate de lo que significa una urbe cosmopolita y en expansión, ocupada por miles de motos que se adueñan del asfalto en vertiginosas peripecias, sorteando a los tranquilos peatones que pasean por sus calles. Y la historia vietnamita reciente está sujeta a momentos terribles como fueron sus invasiones y guerras sin cuartel.

La etapa colonial francesa que duró casi un siglo, de 1854 a 1954, dejó impronta con sus edificaciones y sus paseos al estilo parisino en las diferentes ciudades vietnamitas, una herencia muy característica en los barrios de los centros urbanos. En 1955 comenzaba la guerra contra Estados Unidos, un enfrentamiento entre el sur y el Vietcong comunista. El 30 de abril de 1975, finalizada la contienda con la rendición de las tropas del sur y los norteamericanos ante el Vietcong, quedaba el país reunificado bajo el actual régimen comunista. Un museo de la memoria de esta cruenta guerra está abierto al público en Ciudad Ho Chi Minh para conocimiento de las nuevas generaciones y con una reflexión didáctica para que no se vuelvan a repetir secuencias trágicas y atrocidades de un sinsentido beligerante.

La antigua Saigón, como muchos habitantes siguen nombrando a esta urbe animada y callejera, es el actual reflejo del nuevo Vietnam. Viejas pagodas y templos se confunden con nuevos y modernos inmuebles donde los hoteles y los restaurantes de moda conforman ciudad. Y el movimiento mercantil de los puestos callejeros y el discurrir de los grupos de turistas animan el ambiente de un día cualquiera.

En el centro de Vietnam se encuentran dos localidades que son de obligada visita. Se trata de la pintoresca Hoi An, ubicada al norte Del Río Thu Bon, antiguo puerto pesquero entre los siglos XVI y XVII. Hasta esta población costera acudían mercaderes de China, Japón y europeos que encontraron en estos lares un notable intercambio de productos de todo tipo, lo que contribuyó a la modernidad y prosperidad del entorno, acumulando un importante legado cultural a la altura de las importantes ciudades vietnamitas. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, Hoi An cuenta con bellas casas alargadas de tradición local, una sencilla red de canales, pagodas chinas, santuarios familiares, salas de asambleas y el famoso puente cubierto japonés. Un pequeño barrio de estilo colonial francés también merece un recorrido visual, junto con un paseo en barca por el céntrico río Thu Bon.

Otro lugar que exige una parada obligada es la ciudad imperial de Hue,uno de los centros culturales e históricos más destacados del país. Esta urbe es conocida por su tradición intelectual, su devoción budista y su cocina de influencias francesas. Las guerras de Indochina dejaron mucha huella en estos entornos históricos pero, con esfuerzo y sacrificio, la Administración estatal reformó todo el legado patrimonial y hoy Hue brilla con luz propia, exhibiendo sus llamativos templos, sus santuarios y su enorme ciudadela con la ciudad prohibida y los palacios reales. El río Perfume recorre la ciudad entre variadas pagodas, tumbas antiguas y un recoleto barrio francés.

Y más al norte la ciudad de Hanoi y capital administrativa de Vietnam. Esta bulliciosa urbe es una de las más atractivas del Sudeste asiático, conservando en su centro urbano un barrio con más de 600 años de antigüedad, alrededor del mismo creció hace un siglo la ciudad colonial. Hanoi en su estructura combina perfectamente los rincones tradicionales con el urbanismo moderno. Y la elegancia y la prosperidad de la capital vietnamita se observa en sus calles, en sus plazas, en sus rincones ocultos, en sus zonas verdes y en el torbellino humano que recorre cotidianamente su piel geográfica con sus infinitas motocicletas, sus paseos y esos restaurantes hoteleros que ofertan una rica cocina local con los toques esenciales chinos y japoneses. El lago de Hoan Kiem es todo un remanso de paz y belleza que domina el centro de la capital. Divertimento, recreos matinales, teatro de marionetas de agua y un pulmón acuático que la población de Hanoi agradece y disfruta. Los museos, las galerías de arte, el popular templo de la literatura, sus impresionantes templos y pagodas, el monumento a Ho Chi Minh -"El que ilumina" en vietnamita- sus abiertas avenidas, el agradecido barrio francés, sus mercados y esos puestos callejeros de comida, convierten esta capital en un estético conglomerado de realidad urbana y armoniosa.

Y dejando Hanoi, a unas cuatro horas en autobús, se encuentra uno de los parajes más emblemáticos y bellos de Vietnam. La bahía de Halong ocupa una extensión de unos 1500 kilómetros cuadrados en la que se encuentran más de 2.000 afloramientos de dolomía y caliza en forma de pináculo que da a ese entorno marino una magia y grandiosidad desbordantes. Navegar junto a los islotes y las cuevas existentes en la zona supone una experiencia única y gratificante. Según cuenta la leyenda, un gigantesco dragón formó la bahía al lanzarse al golfo de Tonkín (Ha Kong significa dragón descendente) y creó los diferentes islotes con los golpes de su cola. Alquilar un barco privado con guía es lo más adecuado para conocer mejor la realidad de esta bella bahía del mar de la China.

Y vivir Vietnam es aproximarse a un país emergente cargado de espiritualidad y sensaciones por todo su cuerpo natural y geográfico. El nuevo turismo y la hospitalidad de sus gentes convierten a este territorio asiático en un destino idóneo para acercarse a una cultura y a una idiosincrasia con la fuerza de la tradición y el entusiasmo por lo propio. Una nación que va alcanzando la modernidad con una fuerte industria turística gracias, especialmente, a las reformas llevadas a cabo por la Administración y al esfuerzo de sus habitantes por recuperarse después de la guerra y apartase de los principios del comunismo, en palabras de los emprendedores del negocio hostelero. Actualmente las tesis comunistas priman en la estructura del Estado pero la economía está sustentada en el libre mercado y esta realidad lleva al país a un progreso que se vislumbra en la rutina del día al día.

Y si hablamos de gastronomía, los vietnamitas son unos apasionados de la cocina y disfrutan de sus elaboraciones, donde no falta el arroz y la salsa agridulce. Las carnes exóticas como la de perro o los sapos guisados son considerados manjares. El pho, la sopa de fideos, es la esencia de la cocina vietnamita. Este plato clásico combina los fideos blancos, lonchas de ternera y cebolletas con un rico caldo. Los rollitos de primavera fritos y envueltos en papel de arroz que se suelen mojar en Nuoc Cham, salsa de pescado con azúcar limón,agua y chile, es otra de las elaboraciones más frecuentes de esta cocina junto con la tortita de carne de cerdo y gambas envuelta en hoja de lechuga y servida con salsa de lima y chile, entre distintas especialidades de vacuno y vegetales. Y cuando me refiero a Vietnam me viene a la mente el gran documental realizado por el periodista asturiano Pedro Mario Herrero sobre la guerra que asoló a este país. "Cao Xa", un estremecedor documento sobre el conflicto vietnamita cargado de historia, pasión, duda y reflexión.