Si ha recorrido las calles de Tenerife estas últimas semanas, quizás se haya encontrado con un pequeño papel pegado en una farola, la pared de una ermita, en un banco o en su tienda de siempre. Un cartel que sugerentemente le ha invitado a mirar en su interior y que ha provocado una sonrisa de complicidad, un suspiro de desasosiego o un profundo malestar.

Porque lo que ha visto al abrir esa carta de intenciones muy claras es una problemática real y palpable. La que sufren todas las mujeres alrededor del mundo y que quizás usted, su hermana, su madre o su mejor amiga también estén sufriendo en alguno de los ámbitos de su vida.

Adjomar González, con 22 años y habiendo egresado recientemente del ciclo superior de Diseño Gráfico de la Fernando Estévez, ha sido el precursor de esta iniciativa que emana de otro de sus proyectos: Millenials. Millenials es, además del nombre de una generación entera, como González ha apodado a su red social en Instagram. Una cuenta en la que trata de atrapar mediante el humor a "la generación Tuenti" -los chicos de 14 a 16 años que durante los años 2009 a 2011 estuvieron presente en dicha red social, ya extinta-, y con la que ya ha alcanzado más de 400 seguidores.

En este perfil, creado a principios de noviembre, además del humor de las situaciones cotidianas, González trata de enaltecer "esa parte social y reivindicativa". Por eso, y teniendo en cuenta la cercanía del 8 de marzo, ha optado por crear estos mensajes reivindicativos que también ha difundido en su red social. Precisamente, la cantidad de personas jóvenes que le siguen, fue el motivo por el que impulsó esta campaña. "La generación actual debe educarse en el respeto y la tolerancia", porque como constata, "parece que en lugar de avanzar vamos hacia atrás".

Preguntado sobre el talante actual de la juventud en materia de igualdad de género afirma que en su día a día ve "de todo". Personas que recién cumplida la mayoría de edad "están súper concienciadas" y otro sector de la población más joven que le "asusta" porque "parece que tiene una mentalidad más antigua" de la que se le presupone.

El diseñador se propuso así poner nombre, cara y edad a situaciones reales descritas en toda la geografía española, trasladándolas al ámbito regional. De esta manera, y gracias a una búsqueda de información exhaustiva, González ha conseguido dar voz a todo tipo de discriminaciones que las mujeres viven en su día a día, como el acoso laboral y escolar, el paro, el maltrato psicológico y físico e, incluso, el racismo.

González cuenta así las historias de Lucía, Raquel, Yasmina, Carla y Fadhila, cinco mujeres que se han enfrentado a distintas situaciones de desigualdad en su día a día. Fadhila, de 25 años, por ejemplo relata cómo, a pesar de haber llegado a las islas cuando tenía cuatro años, aún sigue recibiendo comentarios machistas y racistas por la calle como "lárgate de aquí, okupa", y Yasmina, de 41, cuenta cómo su marido le prohíbe ponerse ciertas prendas de ropa y le amenaza con llevarse a sus hijos si le denuncia por las veces que le ha empujado contra la pared. Ellas son ficcionales, pero sus historias podrían ser la de cualquier y denotan la gran desigualdad que aún existe entre ambos géneros.