El Día del Padre, jornada de celebraciones diversas, cada uno a su manera -desde la felicitación a los regalos-, suele tener el denominador común de que en casi todos los casos supone, aunque sea por un instante, una mirada atrás: a ese esfuerzo de los progenitores y al momento especial del nacimiento de los hijos. El Día estuvo ayer en la zona de maternidad del Hospital Universitario de Canarias (HUC) en busca de padres que hubiesen pasado en los últimos días por esa experiencia tan personal y marcadora para el resto de la vida. ¿Qué se siente?, ¿cómo lo vivieron?, ¿era tal y como lo esperaban?

Airam Hernández, de 40 años, no se lo llevó de sorpresa. Sabía a lo que iba. Junto a su mujer, Beatriz Checa, ya era padre de una niña de seis años, que ahora ha tenido una hermanita. "Es una experiencia muy buena", sintetizaba este lunes al ser preguntado por sus sensaciones, tras lo que detalló cómo había ido el parto. "Fue rápido y la diferencia con el anterior es bastante grande", relató con el conocimiento de quien lo ha vivido en primera persona.

Lo que cuenta Airam no es un hecho aislado. Fue habitual durante décadas que los hombres permaneciesen durante el parto en la sala de espera con el corazón en un puño; pero la historia ha cambiado: lo habitual hoy es que estén en el paritorio, que acompañen a su pareja y que hasta lleguen a colaborar en el denominado piel con piel. "Es el mayor regalo del Día del Padre", no dudó en corroborar este vecino de Tegueste.

Su hija, de nombre Dalia, estaba a punto de cumplir un día en el momento de la visita de este periódico. El parto se preveía para el día 16 y acabó naciendo el 17 a las 13:30 horas. "Tanto la matrona como en general aquí nos han tratado muy bien", añadió Beatriz, agradecida con la atención del HUC.

Otro caso es el de Ventura González. A diferencia de Airam se convirtió el sábado en padre por primera vez. "Es espectacular", describió sobre la llegada al mundo de su primogénito. "No me cabe en la cabeza que alguien diga que no quiere tener un hijo", expresó todavía con la satisfacción del momento vivido en el cuerpo, al tiempo que puso de relieve el papel femenino. "El Día de la Madre se queda corto", señaló este padre de 48 años, de Santa Cruz aunque residente en La Laguna, en referencia al esfuerzo que han de realizar ellas.

Esas palabras guardaban relación con un parto que se produjo en las fechas previstas y en el que felizmente todo acabó saliendo bien, pero que se prolongó más de la cuenta. Su pareja ingresó el viernes y fueron 38 horas hasta que, al fin, le pudieron ver la cara al pequeño Ventura.

Este padre, que también quiso destacar el trato recibido, no solo asistió al parto, sino que incluso participó en el piel con piel, en el que el recién nacido es colocado en contacto con el cuerpo de su progenitor; un motivo más para recordar para siempre la experiencia.

Los hombres, cada vez más implicados en el parto

La coordinadora de Paritorios del Hospital Universitario de Canarias (HUC), Belén Balfagón, acumula más de 30 años de experiencia, así como centenares -que puede que superen el millar- de nacimientos. "He visto todo tipo de partos", señala, tras lo que apostilla: "Y en todo tipo de épocas". Precisamente eso último le ha permitido ser testigo de excepción de cómo ha ido cambiando el rol masculino.

"Antes, el padre aguardaba en la sala de espera y ahora entra incluso cuando el nacimiento se produce por cesárea; vive el parto a la vez que la madre", explica Balfagón, que agrega que los hombres llegan a cortar el cordón umbilical y que acompañan en todo el proceso a la madre, hasta el punto de que incluso le brindan ayuda para necesidades como, por ejemplo, ir al baño. Otra prueba de esa mayor implicación paterna es que se quedan a dormir en la habitación una vez que se produce el nacimiento de su pequeño.

De forma más general, entre las características de la atención actual se encuentra que el servicio de nidos ya no existe, sino que se produce un alojamiento conjunto en la habitación y que los bebés se encuentran acompañados de sus progenitores en todo momento. También cuentan en el HUC con lo que denominan una "visita de cortesía" por parte de la coordinadora de Paritorios, con la que se busca, entre otras cosas, mejorar el servicio en caso de que se haya dado algún aspecto que no resultó del agrado de la familia atendida.

A última hora de la mañana de ayer la actividad en la zona de maternidad era tranquila. Es la otra cara de los hospitales, irremediablemente vinculados muchas veces a realidades distintas, pero donde también existen puntos en los que fluye la vida y la felicidad. Y con unos padres (ellos) cada vez más comprometidos.