La entrada en la prisión Tenerife II no significa necesariamente que algunos individuos dejen de controlar la importación y distribución de drogas en el mercado insular. Así lo ha puesto de manifiesto una reciente investigación desarrollada por parte de la Policía Nacional en la que fueron detenidos cuatro extranjeros y se intervino un kilo de cocaína en el aeropuerto de Los Rodeos.

Lo más sorprendente es que las operaciones se dirigen mediante teléfonos móviles, una tecnología que está prohibida a los internos y que, en teoría, tendría que quedar inutilizada por los inhibidores que deben tener los centros penitenciarios, según una de las fuentes consultadas por EL DÍA.

Pero la realidad es otra, como ha puesto de manifiesto la "operación Labrador", llevada a cabo por el Grupo de Respuesta Especializada al Crimen Organizado (Greco) de Tenerife, que está adscrito a la Comisaría General de Policía Judicial de Madrid.

Su intervención del pasado mes de marzo permitió desmantelar un grupo internacional, formado principalmente por ciudadanos venezolanos y colombianos.

Dos de esos individuos, de nacionalidad venezolana, fueron arrestados en el interior de la cárcel tinerfeña y los agentes efectuaron el registro de sus celdas. Además, las pesquisas permitieron localizar y apresar a un tercer hombre colombiano, que ya había sido detenido el pasado mes de octubre por los miembros del Greco.

A finales de mayo de 2008, estos profesionales del Cuerpo Nacional de Policía tuvieron conocimiento de la existencia en la isla de Tenerife de un grupo de sudamericanos que estaban dedicados a la importación de cocaína desde Venezuela hasta el Sur de la Isla y su distribución en determinados lugares. Fruto del seguimiento posterior, los investigadores supieron que la banda estaba dirigida por los venezolanos L.G.Q.M., alias "Alan", y E.A.C.Y., alias "Tarta", que, curiosamente, se hallaban en prisión provisional por tráfico de drogas.

Dichos internos contaban en el exterior del complejo penitenciario con diversas personas que realizaban trabajos de apoyo y venta de la sustancia estupefaciente.

Uno de esos personajes es E.J.M.C., alias "Zorro", natural de Colombia. En el curso de la investigación, los agentes policíales supieron que "Zorro" tenía previsto desplazarse a Madrid y volver a Tenerife con una cantidad indeterminada de cocaína. Por esa razón, el Greco estableció un dispositivo para atraparlo a su regreso, el pasado 8 de octubre. Pero, además de capturar a "Zorro", también se detuvo a un ciudadano rumano que lo acompañaba y que portaba en su organismo un kilo de cocaína en cápsulas. A ambos individuos se les imputó un delito contra la salud pública e ingresaron en prisión.

Desde el interior de la prisión Tenerife II, tales individuos continuaron intentando coordinar nuevos envíos de cocaína desde Sudamérica. Pero todo había cambiado sustancialmente desde octubre.

La incautación del kilo de cocaína por parte de los agentes y el ingreso en la cárcel de su principal colaborador provocó que, pasados los meses, fueran incapaces de culminar nuevas operaciones de narcotráfico. Por ese motivo, en marzo se solicitó a la autoridad judicial competente el correspondiente mandamiento de entrada y registro de los implicados, que dio como resultado la intervención de diversa documentación, así como de tres móviles y sus cargadores, que habían sido construidos de forma artesanal.

Además, gracias al trabajo persistente del Greco, se pudo determinar que L.G.Q.M., alias "Alan", en realidad se llama A.E.M.C.

El motivo de que "Alan" usara una documentación falsa para entrar y estar en Europa es que las autoridades de Italia lo habían deportado a Venezuela, después de ser capturado por tráfico de drogas en dicho país y pasar una temporada en cárceles transalpinas.