Emilia Esperanza Fernández, la joven de 34 años asesinada en Tacoronte la semana pasada por su ex pareja, también denunció a su anterior novio, Marcos A.A. en septiembre de 2007 por supuestos acosos e insultos. Tal denuncia, presentada en el cuartel de La Victoria, consta en los archivos que la Guardia Civil maneja sobre el historial de Emilia.

Esas molestias a quien fue su novia durante más de una década tuvieron lugar en su puesto de trabajo, la tienda de ropa de la zona de La Estación, en Tacoronte.

Según fuentes consultadas por EL DÍA, los supuestos acosos e insultos tuvieron lugar seis meses después de que Emilia quisiera romper su relación con Marcos, que le pedía reiniciar su noviazgo.

Estos datos sobre los problemas de Emilia surgen después de que dicho joven manifestara a los medios de comunicación sus críticas a la actuación del Instituto Armado en la protección de su ex novia como víctima de malos tratos.

Fuentes de la Benemérita explicaron ayer a este periódico que fueron agentes de la Guardia Civil quienes animaron a Emilia Esperanza Fernández a presentar la primera denuncia contra su posterior asesino José Manuel Fernández Duque. Fue el 10 de diciembre de 2008. La pareja paseaba por las cercanías de la plaza del Cristo de Tacoronte y los guardias observaron que el hombre la insultaba y la amenazaba.

En ese instante, los agentes se dirigieron a la joven y la animaron a que denunciara, después de que Emilia reconociera que estaba nerviosa y preocupada por la actitud del "Chamo", alias con que era conocido el venezolano que la apuñaló mortalmente.

Supuestamente, dicha denuncia dio lugar a la orden de alejamiento por la que José Manuel fue juzgado a finales del pasado año.

Además, desde la Guardia Civil se insiste en que el "protocolo" de actuación en el caso de Emilia se cumplió escrupulosamente, con visitas a su domicilio y puesto de trabajo, llamadas y entrevistas por teléfono. Asimismo, la Guardia Civil desmiente que "El Chamo", como han publicado algunos medios, fuera su confidente aunque, en ningún caso, esta circunstancia hubiera sido óbice para haber actuado sobre su persona.