La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife celebró ayer un juicio contra S.M.S, un marroquí con residencia en el sur de Tenerife acusado de apuñalar a su esposa, de nacionalidad hindú, con un cuchillo de cocina de unos 20 centímetros. Los hechos ocurrieron concretamente durante el año 2002.

Según el Ministerio Fiscal, el presunto autor de los hechos asestó múltiples cuchilladas a su mujer mientras se encontraba en una de las habitaciones del domicilio, provocándole diferentes cortes y contusiones, y con la única intención de acabar con su vida. Además, tal y como se refleja en el escrito de la fiscal, la víctima venía recibiendo distintas amenazas e insultos tales como "zorra" o "puta".

En la vista celebrada ayer en el Palacio de Justicia, la afectada, madre de dos hijos y en trámites de su separación, declaró que fue víctima de malos tratos desde el año 94, y que por si fuera poco, le daba patadas cuando estaba embarazada. No obstante, y a pesar de las denuncias presentadas ante las fuerzas de seguridad, -al parecer el presunto agresor no respetó la medidas cautelares- la mujer fue atacada por la persona que hoy precisamente se encuentra en prisión.

"Recuerdo que entró en la cocina y cogió un cuchillo. Yo estaba en el cuarto y ahí lo vi con el cuchillo", relató la mujer. En este sentido, la víctima indicó que el presunto agresor cerró la puerta para que ella no saliera, "e intentó apuñalarme y me defendí con las manos". Así, y según el relato, esta mujer hindú recibió una serie de puñaladas en el estómago, en las piernas y en el abdomen. "Traté de pedir ayuda por la ventana, pero perdí el conocimiento", afirmó ayer durante el juicio y en presencia de su marido. Luego, añadió la víctima, "me desperté en el hospital". Asegura, por otro lado, que recibía muchos mensajes de móviles y llamadas telefónicas. "Él pensó que había acabado con mi vida. Cuando me atacó me dijo que me iba a matar", manifestó.

"No me acuerdo de nada"

El acusado, S.M.S, relató ayer ante el tribunal que no recordaba nada, puesto que estaba "empastillado". "Yo nunca dije que iba a acabar con su vida ni le mandé mensajes. No sé por qué ella me ha estado denunciando", aseveró el acusado. Sin embargo, la Policía manifestó que cuando procedieron a actuar se encontraron a la mujer en el suelo "y todo estaba manchado de sangre". La fiscal pide 14 años de prisión para el acusado, mientras que la defensa reclama la libre absolución.