El Cuerpo Nacional de Policía ha desarticulado dos redes de explotación sexual en Málaga, Córdoba y Almería, y ha detenido a 50 personas, gracias a las denuncias de algunas de las más de mil mujeres que eran obligadas a prostituirse, consumir sustancias estupefacientes y distribuirlas entre sus clientes.

Uno de los grupos estaba asentado en Málaga, Torremolinos y Córdoba, donde los responsables dirigían tres clubes de alterne, mientras que el segundo actuaba en distintas casas de citas ubicadas en Almería, según informa la Dirección General de la Policía en un comunicado.

A los detenidos, cincuenta en total, se les imputan delitos relativos a la prostitución y contra la salud pública, ya que ambas redes distribuían sustancias estupefacientes entre sus clientes e, incluso, obligaban a las mujeres a consumirlas. En la operación, se han realizado los registros de los tres clubes de alterne en Málaga, Torremolinos y Córdoba, así como de cuatro domicilios particulares y de la sede social de tres sociedades mercantiles.

La investigación ha sido desarrollada por la Brigada Central de Redes de Inmigración de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras; la Unidad contra redes de inmigración y falsificación documental (UCRIF) de Málaga; la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Córdoba; la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de Málaga; y la Unidad contra el Tráfico de Drogas y el Crimen Organizado (UDYCO) de la Costa del Sol.

Testigos protegidos

La Policía recuerda que las mujeres que colaboran con las autoridades en la desarticulación de estos entramados pueden adquirir la condición de testigos protegidos y solicitar su tarjeta de residencia o repatriación si se encuentran en situación irregular en España. En el grupo desarticulado en Málaga, Torremolinos y Córdoba, se ha detenido a 38 personas, que actuaban en tres clubes. Entre ellos, todos los responsables de la organización, el dueño de los locales, los encargados, las "mamis" y los porteros.

Los máximos dirigentes de esta organización -desmantelada gracias a las denuncias de algunas de las víctimas que dieron lugar al inicio de las investigaciones- habían creado un complejo entramado mercantil para intentar ocultar las actividades de la trama. Los investigadores averiguaron que las mujeres eran obligadas a rotar entre los mismos por periodos de 21 días. Además, debían atenerse a estrictas normas en cuanto a vestimenta, horario de trabajo con jornadas superiores a doce horas diarias durante al menos 6 días a la semana, y un pormenorizado control del precio, duración y número de servicios sexuales.

Paralelamente, la red -conocedora de la demanda de sustancias estupefacientes por parte de un buen número de sus clientes-, había articulado una estructura de tráfico de drogas para abastecer de estupefacientes a los locales. En el desarrollo de esta operación se detuvo a tres proveedores de droga y se intervinieron numerosas dosis de cocaína y heroína preparadas para la venta, instrumentos de pesaje y dinero en efectivo.

La segunda red desmantelada actuaba en Almería, donde se ha detenido a doce personas dedicadas a la explotación sexual de mujeres y se han llevado a cabo siete registros en los que se han intervenido más de 4.000 euros, siete gramos de cocaína, ordenadores y diversa documentación. Las víctimas de esta red, procedentes de Sudamérica y del este de Europa, vinieron a España con intención de ejercer la prostitución y, al llegar, fueron obligadas a consumir drogas y a distribuirlas a los clientes por los encargados de las casas de citas. Las mujeres debían permanecer en las casas de alterne las 24 horas del día y sólo podían salir a la calle durante dos horas y con autorización previa. Además, debían pagar 20 euros por el uso de una cama litera que compartían con diez chicas y sólo percibían la mitad del importe que cobraban por los servicios.