Agentes de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife realizaron, durante la pasada madrugada, un complicado servicio que terminó con la detención de un joven de 21 años en la zona de Los Alisios. Unas 30 personas que estaban en los alrededores trataron de evitar la detención de este hombre que estaba implicado en una reyerta y llegaron a agredir a los agentes.

Según informó el cuerpo policial, uno de los vehículos patrulla utilizado en el servicio también acabó dañado. El detenido fue identificado como B.M.R.G.

Esta actuación se inició a raíz de las llamadas de varios vecinos de la zona que expresaban su malestar por la existencia de dos vehículos en la vía pública, con la música muy alta y que, a su alrededor, estaban reunidas más de 20 personas. Dos vehículos patrulla se acercaron hasta el lugar y detectaron la existencia de una reyerta.

Como primera medida trataron de separar a las partes en cuestión. Uno de los implicados colaboró con los agentes, pero el otro se negó a identificarse. A la vista de dicha actitud, y como se procede habitualmente en estos casos, se determinó trasladar a este segundo joven hasta comisaría para conocer su identidad.

Cuando los policías trataron de llevarlo hacia el vehículo, B.M.R.G. se puso muy nervioso, resistiéndose en todo momento a acompañar a los agentes, profiriendo gritos y reclamando a las personas que estaban alrededor que le ayudaran. El detenido empujó a uno de los agentes y salió huyendo, por lo que fue perseguido por los policías.

Al poco tiempo fue localizado mientras trataba de ocultarse debajo de un coche estacionado en una calle cercana. De nuevo se le retuvo y comenzó, según los agentes, a agredirles, teniendo que ser reducido y detenido. Las personas que estaban en las proximidades también trataron de agredir a los agentes, por lo que se introdujo al detenido en el patrulla con la máxima celeridad posible.

Cuando el vehículo policial trató de salir del lugar, otro de los agentes fue agredido por varias personas que impedían la marcha del coche patrulla. El detenido, utilizando sus piernas, consiguió romper la luna trasera del coche y fue ayudado para escapar del habitáculo.

Esta circunstancia propició que los agentes tuvieran que salir de nuevo en su persecución y, finalmente, lo detuvieron e introdujeron en el otro vehículo.

Durante este tiempo, y debido al tumulto generado, varios agentes fueron agredidos y fue necesaria la presencia de hasta diez dotaciones policiales para controlar la situación, llegando incluso a tener que utilizar la fuerza para disolver al grupo de personas que se enfrentó a los agentes.

Tanto el detenido como los cuatro agentes lesionados fueron llevados hasta un centro de salud. El joven fue posteriormente conducido a las dependencias policiales, donde se instruyeron las diligencias en su contra y quedó a disposición judicial.