Manuel L.L., de 70 años, acusado de haber apuñalado en su domicilio de Los Realejos a su pareja, con la que mantenía una relación desde hacía 14 años, reconoció los hechos ayer ante el jurado popular que lo juzgaba en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, el cual lo declaró culpable.

La Fiscalía solicitaba en sus conclusiones provisionales por el delito de asesinato 18 años de prisión, una pena compartida por la acusación del Estado, mientras que la acusación popular pedía 20 años. Tras la declaración del acusado, quien señaló que "la maté porque la quería demasiado", el Ministerio Público modificó sus conclusiones provisionales y solicitó doce años y medio de cárcel por un delito de homicidio, solicitud compartida por el resto de la acusación y la defensa.

El 7 de junio de 2007 la víctima regresó de un viaje de un mes y medio de duración a su país natal, Noruega, al que había acudido para visitar a sus hijos, y comunicó a su pareja su intención de terminar con la relación, vender la casa en la que vivían, que era de su propiedad, y que se iría a vivir con sus hijos a Noruega, pues ya era una persona de avanzada edad (67 años) y estaba enferma. La decisión de Rigmor no agradó a Manuel, quien pensó que había conocido a otro hombre en Noruega.

El 10 de julio, la pareja tuvo una discusión por este motivo tras el almuerzo. Al finalizar la disputa, el acusado abandonó la casa y regresó a las 17:00 horas, momento en que cogió un cuchillo y le asestó dos puñaladas. La autopsia indicó que la violencia de las puñalada fue tal que le rompió una costilla.

Tras cometer el crimen, ingirió una determinada cantidad de herbicida, que había adquirido ese mismo día, y llamó al 112 diciendo que había matado a su mujer.

En el momento de los hechos, según el escrito de la Fiscalía, Manuel L.L. tenía un estado de ánimo deprimido leve.

"Ojalá yo hubiera muerto"

Durante el juicio popular celebrado ayer, Manuel L.L. reconoció los hechos y se mostró arrepentido. "No hay otro culpable que yo, y me arrepiento de lo que hice. Ojalá me hubiera muerto ya también y estuviera ahora con ella", señaló durante la vista oral.

El acusado explicó que en el momento de los hechos era consciente de lo que hacía, pero que era "como si no fuera yo mismo".

El procesado también dijo ayer que no recordaba los hechos, pues después de cometer el crimen "quedé en estado de shock". Además, señaló que "me equivoqué. Todos nos equivocamos alguna vez, pero lo mío ya no tiene remedio".

El Ministerio Fiscal, que solicitó un indemnización a los hijos de la víctima de 300.000 euros, había reflejado en su escrito como atenuantes la confesión del crimen, el arrepentimiento y el estado depresivo en el que se encontraba el acusado en el momento de los hechos. Estos atenuantes reconocidos jurado popular.