La Sección Segunda de la Audiencia Provincial tinerfeña ha condenado a P.P.D. a tres años y medio de prisión al reconocerse autor de un delito de homicidio en grado de tentativa ocurrido el 22 de enero de 2008 en los estacionamientos del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (HUNSC) de Santa Cruz de Tenerife, cuando el procesado propinó golpes y asestó dos cuchilladas a la víctima, que sobrevivió.

Asimismo, el acusado tiene prohibido acercarse a la víctima, así como a su domicilio y a su lugar de trabajo, durante diez años.

Según consta en la sentencia del caso, el acusado se encontraba en los estacionamientos anexos al recinto hospitalario cuando provocó una discusión con la víctima, relacionada con el control de la zona de aparcamiento en la que los dos desarrollaban sus funciones de guardacoches. Con la cadena del ciclomotor.- Durante el altercado, Pablo P.D. se dirigió a la víctima profiriendo insultos y advertencias para después pasar a golpearla varios veces con la cadena de un ciclomotor que habitualmente conduce, mediando entre ambos los vigilantes de seguridad del hospital y una pareja de la Guardia Civil que casualmente se encontraba en el lugar, los cuales separaron a los dos guardacoches y les pidieron que se fuera cada uno por su lado.

Por otra parte, el acusado, lejos de atender al requerimiento que le hicieron los agentes de la Guardia Civil, dio un rodeo en su ciclomotor y, unos minutos más tarde, interceptó nuevamente a la víctima cuando salía de un bar que se encuentra en la avenida Príncipes de España, donde había entrado a comprar tabaco de camino a la parada de guaguas. Nada más verlo, el acusado lo abordó y comenzó a insultarlo, tras lo cual, con un arma blanca o instrumento punzante, le propinó con fuerza varios golpes en el costado izquierdo y en la espalda, consiguiendo la víctima quitárselo de encima con un empujón. El agresor se subió en su ciclomotor y se marchó del lugar, no sin antes decirle al agredido que volverían a verse las caras, dejándolo malherido.

Llegó hasta el hospital.- La víctima, a pesar de la gravedad de las heridas sufridas, mortales de necesidad, pudo alcanzar por su propio pie el hospital, donde los médicos consiguieron salvarle la vida gracias a una intervención quirúrgica de urgencia.

Las heridas provocadas con la navaja fueron dos en la parte izquierda de las costillas, llegando a producir un hemotórax con entrada de sangre en la cavidad pleural, quedándole a la víctima como secuelas cicatrices con ligero perjuicio estético. Además, presentaba excoriaciones en otras zonas del cuerpo a consecuencia de los golpes recibidos con la cadena del ciclomotor.

El perjudicado renunció a recibir una indemnización por las lesiones y heridas sufridas por parte del acusado. El agresor, de 40 años de edad, presentaba también lesiones leves, consistentes en un hematoma en el lado izquierdo de la frente, otro hematoma en la espalda en la región alta del omóplato izquierdo y un tercer hematoma con excoriación en el tobillo izquierdo. Estas lesiones las pudo haber sufrido el agresor en el transcurso de la primera pelea con la víctima o pudieron haber sido causadas por los movimientos defensivos. El inculpado padece la enfermedad del túnel carpiano, un trastorno de las muñecas y de las manos que, sin embargo, y en opinión de los médicos forenses informantes, no le impiden manipular ni tampoco empuñar un arma blanca o un cuchillo.