María Esther Jiménez Villegas, la niña de 13 años que desapareció en la localidad malagueña de Arriate y fue hallada muerta en una caseta de una piscina próxima al municipio, recibió sepultura ayer, domingo, en Paterna de Rivera (Cádiz), donde reside parte de su familia. En un multitudinario funeral en la iglesia de Nuestra Señora de la Hiniesta de Paterna, cientos de familiares y vecinos de la localidad gaditana han querido mostrar su apoyo a la familia y despedir a la menor, cuyo cuerpo descansa ya en el cementerio del municipio. Algunos vecinos que quisieron estar con la familia durante esta jornada condenaron el asesinato y aseguraron sentirse "consternados" por la muerte de esta niña "de tan sólo 13 años". En este sentido, aseguraron sentirlo "mucho y muy mal" por este "palo" que ha recibido el municipio en el que la menor y "todos" sus familiares eran muy queridos y conocidos. Por ello, han aprovechado la ocasión para pedir que cojan a los culpables de este fatal suceso y "que les caiga lo máximo posible". "Que la Justicia actúe sobre él", reclamó uno de estos vecinos, mientras otros indicaban que "el que lo haya hecho no tiene que haber nacido". En esta línea, otro residente en el municipio lamentó la muerte de la niña, "un ser humano tan chico, tan joven", y añadió que "el que lo ha hecho no tiene perdón de Dios. Tienen que cogerlo y pagar su condena, pero bien y a base de mano dura".