Las lágrimas del conductor del Mini que atropelló a tres miembros de una misma familia el 28 de octubre de 2006 en la Avenida Marítima de la capital tinerfeña cargaron de emotividad la última sesión del juicio que lleva celebrándose desde el pasado lunes en el Juzgado de lo Penal número 3 de Santa Cruz de Tenerife, que ayer quedó visto para sentencia.

Durante su alegato final, P.G. dijo entre lágrimas: "Te pido disculpas Carlos con la mano en el corazón. No sé lo que hubiera pasado si alguien se hubiera llevado a mi familia. Los llevo conmigo y siempre los llevaré".

Las lágrimas que provocó esta declaración en los familiares tanto de las víctimas y como del acusado no hicieron sino aumentar cuando P.G., en vez de regresar a su sitio, se arrodilló ante el familiar de los fallecidos para suplicar perdón.

Y es que, según expuso el letrado de la defensa, este accidente ha provocado dos desgracias, la de una familia que ha perdido a tres miembros y la de un joven que ha visto su vida truncada por una imprudencia cometida por "muchos caballos y pocos años", como calificó la acusación particular.

Frente a la intervención de P.G., que ya en su primera comparecencia pidió "perdón" a la familia de las víctimas, J.R. en su alegato final ni siquiera lamentó la tragedia, como tampoco lo hizo al comienzo del juicio. No dijo nada.

La última sesión del juicio comenzó cerca de las 10:30 horas, con la lectura de la declaración del explotador del puesto de castañas que estaba en el lugar de los hechos, fallecido en los cuatro y medio de espera por el juicio. El testigo dijo en su día haber visto al padre volar "unos cinco metros de altura" y "me pareció que el muñequito del semáforo estaba en verde", pero no vio el accidente. Luego se escucharon las llamadas al 112 y las partes presentaron las alegaciones finales.

"Hasta la náusea"

La complejidad del procedimiento y el juicio que se ha prolongado durante cinco maratonianas sesiones, que en una oportunidad hasta llegó a extenderse hasta cerca de once horas, frente a la duración media de seis horas, fueron resumidas por el Fiscal con una frase: "Se ha instruido hasta la náusea", en lo que "no pasa de ser, en su esencia, un accidente de tráfico con tres fallecimientos".

Esta apreciación fue hecha por el Ministerio Público ante la petición de la defensa de P.G. de una atenuante de dilación indebida del juicio, que ha tardado en celebrarse cuatro años y medio.

Y es que durante esta intensa semana, han pasado cerca de sesenta testigos, incluidos policías y peritos de todo tipo, y se han llegado a analizar las reconstrucciones de cada una de las cuatro partes y tres autopsias para poder reconstruir cómo fue el atropello.

Por ello, y al igual que todos los letrados de la defensa, el Fiscal destacó la encomiable labor del Juzgado de lo Penal número 3 al celebrar este juicio, para luego comenzar con sus conclusiones definitivas, que se prolongaron cerca de dos horas.

Por su parte, la acusación particular, que empleó más de una hora para exponer su alegato final, destacó, entre otros muchos aspectos, que "la notoriedad de los acusados ha llevado a ciertas circunstancias, pues no ha sido normal el procedimiento ni la investigación". Además, la acusación particular no reconoció la atenuante pedida por la defensa de P.G., de compensación económica, pues "hasta ahora solo ha pagado la aseguradora".

De similar duración a la otra parte fue el alegato final de la defensa de P.G., cuyo letrado señaló que, tras tanta reconstrucción e informes, la clave para conocer en qué circunstancia se cometió el atropello está en las primeras declaraciones de los procesados y sus llamadas al 112, pues, a su juicio, "no se puede inventar otra versión en el estado en que estaba" su representado.

La defensa de J.R. expuso, de forma más breve, la "falta de pruebas objetivas" sobre la velocidad de su representado y su implicación directa en el atropello.

las penas

La Fiscalía reduce a 5 años

El Ministerio Público, durante la última sesión del juicio por "caso atropello del Mini", modificó sus conclusiones provisionales y pasó de pedir seis años de cárcel a pedir cinco. La Fiscalía había aplicado el Código Penal actual para solicitar esa pena por los delitos contra la seguridad vial y homicidio imprudente, y atendiendo al Código vigente en el momento de los hechos redujo a 4 años su petición. La solicitud de un año de cárcel por omisión de socorro se mantuvo. La acusación particular también modificó su escrito inicial, en el que pedía ocho años de prisión y solicitó seis por los mismos motivos que lo hizo el Ministerio Público.

La defensa de P.G. también modificó sus conclusiones provisionales y elevó a definitivas tres posibles calificaciones: la libre absolución pedida en su primer escrito; tres faltas de imprudencia leve por las que pide, con las atenuantes de arrepentimiento, compensación económica y dilación de la causa, quince días de multa con el pago de 6 euros diarios, y seis meses de prisión y tres años de retirada del permiso de conducir por homicidio imprudente con los citados atenuantes. A estas solicitudes se adhirió el letrado de la responsabilidad civil. La defensa de J.R. mantuvo su petición inicial de libre absolución. La defensa de Mapfre mantuvo su solicitud de indemnizar en los 161.023,55 euros ya entregados.