Un juzgado de lo penal de Berlín condenó hoy a cadena perpetua al español Teodoro Martínez Esteban por el asesinato, el pasado noviembre, del ex novio de su mujer, un ciudadano alemán con el que su esposa se escribía a diario por correo electrónico.

La sala 217 de lo penal del tribunal de Primera Instancia de Berlín-Tiergarten dictó la sentencia solicitada por la Fiscalía y destacó que el acuchillamiento del fallecido con resultado de muerte fue un "típico asesinato" motivado por los celos, y "no un accidente", como había argumentado la defensa.

Los abogados del condenado, un electricista de 47 años que trabaja en la filial madrileña de una multinacional alemana, tienen una semana para apelar a partir de la publicación por escrito de la sentencia, que se prevé para la próxima semana.

La defensa explicó que estudiarán la sentencia de cara a una posible apelación.

El juzgado berlinés consideró probado que en la noche del 5 de noviembre de 2010 Martínez clavó dos veces un cuchillo de cocina de 18 centímetros a su víctima casi sin mediar palabra y tras esperarle durante horas junto al portal de su domicilio en Berlín.

Además, el juez agregó que el condenado llegó a la capital alemana el día anterior en un vuelo reservado tres meses antes y que a última hora de la tarde compró en un supermercado próximo al lugar de los hechos el cuchillo con el que se cometió el crimen, una botella de agua, otra de vino y un yogur.

El juez señaló en varias ocasiones que el testimonio del español contenía múltiples inconsistencias (no hubo tiempo para una discusión, no había indicios de accidente, ni señales de forcejeo) y le acusó abiertamente de mentir y de decir "tonterías".

Martínez había afirmado que viajó a Berlín solamente para hablar con el alemán, que llevaba el cuchillo por razones de seguridad porque viajaba solo, y que su víctima resultó herida por "accidente" durante un forcejeo entre ambos.

El alemán, un ingeniero y músico aficionado de 47 años, grito tras ser agredido "¡Cerdo, asesino!", según varios testigos que declararon en el juicio, y murió a consecuencia de las heridas tres horas después en un hospital de la capital alemana.

El español regresó tras el crimen a España y fue detenido pocos días después en Madrid.

El juez mantuvo el cargo de alevosía propuesto por la Fiscalía tras comprobar que Martínez compró el billete de avión a través de internet tres meses antes y que el cuchillo que llevaba, el más grande de la tienda, no era adecuado para protegerse sino para atacar.

En los más de 700 correos electrónicos que se intercambiaron el fallecido y la mujer de Martínez, de nacionalidad alemana y profesora de profesión, ella llegó a abogar por abandonar a su marido cuando sus dos hijos fuesen mayores.

El condenado descubrió la correspondencia entre ambos por casualidad, según declaró en el juicio, después de que su hija tuviese un problema con el ordenador y que él tratase de arreglarlo.

Durante el juicio, Martínez tuvo a su disposición un traductor, ya que no habla alemán.