Las "innumerables" heridas que presentaba el cuerpo de Carmen Rosa D., la mujer que falleció a manos de su exmarido, E.G.L., en Guía de Isora en 2009, llevaron a los peritos forenses a destacar la "brutalidad" de las lesiones que tenía, ya que "habían más de las necesarias para producir la muerte o asegurarse de la misma". Por este motivo, los expertos determinaron que "la víctima sufrió mucho" antes de fallecer.

Durante la cuarta sesión del juicio con jurado popular que celebra esta semana la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, celebrada ayer, se expuso el informe de la autopsia.

La cara de la víctima estaba "prácticamente llena de golpes". La mujer presentaba múltiples contusiones por todo el rostro: en las cejas, párpado, boca, mejilla, mentón, oreja, frente y en la nariz, cuyo hueso estaba roto. Todos estos traumatismos, según los forenses, eran compatibles con golpes ocasionados con los puños. Además, tenía una herida muy amplia, a modo de corte, en la frente que pudo ser producida con el cenicero roto que se encontró en el lugar de los hechos.

El cráneo también presentaba numerosos hematomas que, según los expertos, pudieron ser producidas con algunos de los objetos que se hallaron en el domicilio: dos ceniceros, parte de un cucharón y un plato con restos de sangre y una sartén con pelos de la víctima.

Las lesiones en el rostro y el cráneo le produjeron una importante hemorragia externa.

El abdomen de la fallecida también presentaba numerosos hematomas, así como fracturas, tanto por delante como en los lados. Estos últimos golpes pudieron ser producidos por el acusado, a juicio de los forenses, con los pies, pues coincidían con las marcas del calzado del hombre que se encontraron en la casa. Los expertos también señalaron que algunas de las fracturas de esta zona del cuerpo eran dobles, lo que se correspondía con un aplastamiento que se pudo realizar "ya fuera saltando encima o golpeando con el pie de arriba a abajo con bastante presión". Cabe señalar que en las piernas también había hematomas compatibles "con golpes de calzado". En la espalda, también presentaba lesiones, producidas "por algo irregular en el suelo o, lo más probable, por golpes directos".

En los brazos también había hematomas. Uno de ellos se correspondía con una sujeción fuerte.

Respecto al momento en el que la víctima perdió la conciencia, los forenses indicaron que no podían determinarlo, pero que las rojeces encontradas en el cuello, propias de sujeción, y los arañazos que se hallaron en esa zona indicaban que la mujer se movía, y "sufrió mucho", tanto por el "gran dolor" como por la incapacidad respiratoria por la ruptura nasal y las de la zona abdominal.

Sobre la posibilidad de que la víctima ofreciera resistencia, los peritos determinaron que "no había ninguna lesión típica de defensa". Cabe señalar que los análisis determinaron que la víctima había consumido alcohol, lo que pudo mermar su capacidad de defensa.

En cuanto a la escena del crimen, los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil señalaron que toda la casa estaba limpia y ordenada, a excepción del lugar donde se encontró el cuerpo. Pese a ello, en esa zona "no habían signos de pelea; de lo contrario los objetos que estaban encima de la mesa, entre ellos copas, hubieran caído".

Culpa a terceros

En la sesión de ayer también declararon el psicólogo y la trabajadora social que atendieron al acusado, quienes determinaron que E.G.L. "conservaba la memoria" de lo ocurrido "antes, durante y después" de los hechos.

Cabe recordar que el acusado declaró que recordaba que hubo una "pelea y que hubieron golpes", pero no la gravedad de la agresión y haber acabado con al vida de su exmujer. Pese a ello, E.G.L. reconoció los hechos, y, según señalaron los peritos, "es consciente del daño que ha hecho y que pagar por ello", aunque "no se siente responsable de lo ocurrido, y culpa a terceros: al alcohol, a su hija y su exmujer por haberlo llamado".

Los expertos señalaron que durante la entrevista que le realizaron, E.G.L. trataba de "manipular, tergiversar, ocultar, distorsionar y minimizar para ocultar información", pues relataba fragmentos de los ocurrido que luego decía no recordar o luego los cambiaba. Por ello, los expertos determinaron que el acusado recordaba lo ocurrido, "era consciente de sus actos y manipulaba los hechos".

Además, destacaron la "frialdad con que relataba lo ocurrido", y lo describieron como una persona con "falta de civismo, irritable, impulsiva, desconfiada y paranoide".

Respecto a los medicamentos que tomaba el imputado cuando ocurrieron los hechos, dijeron que según el informe médico se les facilitó, le habían prescrito tres medicamentos en tres épocas diferentes de su vida, y que en el momento del crimen tomaba Valium y, según indicó él, en momentos puntuales un ansiolítico.

Hoy se entregará el objeto del veredicto y se retirará el jurado a deliberar.