El bebé de quince días hallado muerto en Gran Canaria el pasado jueves presentaba signos de violencia y se encontró en un invernadero abandonado dentro de un bolso junto a su madre, detenida en relación con su fallecimiento, según confirmó ayer el jefe de la Policía Local de Ingenio, Ciriaco Pérez. La primera alerta en torno a este suceso, que "no se esperaba para nada, en ningún momento", en El Carrizal de Ingenio, se tuvo pasadas las dos de la tarde del jueves, cuando el padre del bebé acudió a la Policía Local y denunció la desaparición de su hijo y su madre, diciendo que temía por ambos porque la mujer tenía una depresión posparto, según relató. "Tan solo la actitud del padre fue lo que nos puso en alerta, porque estaba muy nervioso", subrayó Pérez, quien explicó que ante su denuncia se activó un dispositivo de búsqueda en los alrededores del domicilio de la pareja, en la calle República Argentina de El Carrizal, con una veintena de efectivos de Policía Local, Protección Civil y Guardia Civil y vecinos de la zona. Precisamente, algunos de estos vecinos, que participaban en los rastreos junto a los familiares de la detenida, fueron los que la localizaron finalmente junto al bebé sobre las siete de la tarde, cuando habían pasado horas "peinando la zona", precisó Ciriaco Pérez. En el lugar del hallazgo, un invernadero abandonado situado a 400 o 500 metros del domicilio de la pareja, agentes de los cuerpos de seguridad procedieron a practicarle los primeros auxilios al bebé, "por si se podía hacer algo por su vida", aunque casi de inmediato se decidió su traslado al centro de salud más cercano para recabar ayuda médica al ver que no respiraba, añadió. El jefe de la Policía Local precisó que, entretanto, se retuvo a la madre, de nacionalidad china y de entre 20 y 30 años.