El delantero grancanario del Real Betis Rubén Castro, denunciado por un presunto delito de lesiones y otro de agresión sexual a su expareja, fue puesto ayer en libertad por el Juzgado número 3 de Violencia sobre la Mujer de Sevilla, que le ha impuesto una orden de alejamiento y prohibición de comunicaciones.

Rubén Castro, que permaneció tres horas y media en las dependencias judiciales, cumplirá con una medida de alejamiento de 300 metros y la prohibición de comunicarse con la denunciante, según han informado a Efe fuentes del caso.

El administrador judicial del club, José Antonio Bosch, que asistió a la declaración del jugador, dijo a los periodistas que el goleador verdiblanco negó las imputaciones de agresión física y sexual incluidas en la denuncia contra él.

"Se le ha imputado un delito de lesiones y otro de agresión sexual, y ahora se abre una instrucción. Nosotros tenemos la confianza y la certeza absoluta de que es inocente", recalcó Bosch, que no quiso facilitar más datos sobre la causa abierta al considerar que les podría perjudicar.

Rubén Castro fue detenido ayer, tras el entrenamiento matutino de la plantilla del Real Betis Balompié, después de una denuncia de su expareja, quien la ratificó ante la jueza, por presunto maltrato y también por presunta agresión sexual.

Posteriormente, el futbolista grancanario fue trasladado a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla, donde prestó declaración, y luego estuvo en los calabozos para, ya por la tarde, declarar en el Juzgado número 3 de Violencia sobre la Mujer en la capital andaluza.

Rubén Castro no quiso hacer manifestaciones a la salida del juzgado, donde el administrador judicial del Betis explicó que el jugador realizó "una declaración absolutamente coherente y, por supuesto, lo ha negado todo", tanto la imputación de agresión física como la de carácter sexual.