El juicio contra el director y una trabajadora del centro de atención a discapacitados Naranjos de Luz, de Tacoronte, por malos tratos continuados contra los usuarios continuó ayer con la declaración de diferentes testigos. Algunos reconocieron que hubo tales acciones vejatorias y falta de atención adecuada, mientras otros negaron que, en el tiempo que estuvieron vinculados a la empresa, detectaran una actitud irregular.

La madre de una discapacitada aseguró que su hija "todos los días me contaba cosas que pasaban en el taller". Dicha progenitora indicó que, a veces, no dejaban desayunar a su hija, así como que varios usuarios se hacían sus necesidades fisiológicas "encima". Y eso que la hija de esta testigo era autónoma para ir al baño. Señaló que, cuando le venía el periodo, tampoco la cambiaban. Y al plantear el problema al director, este le dijo que hablaría con las monitoras para corregir la deficiente atención.

Además, comentó que su hija le relató que la arrestaban poniéndola de pie, le escondían la mochila y le daban patadas. Hasta tal punto es así que la mujer indicó que no se podía creer lo que le decía su hija, a pesar de que esta llegó a estar atemorizada por el trato recibido. Según su testimonio, la tuvo 12 años en el centro y ese supuesto trato vejatorio lo recibió en los últimos ocho meses aproximadamente. También indicó que ratificó lo que veía y le decía su hija al hablar con dos trabajadoras y una logopeda.

Diferentes testigos hicieron prácticas formativas en el centro durante dos meses aproximadamente y manifestaron que nunca vieron un trato denigrante hacia los usuarios.

Otra madre señaló que nunca observó en su hijo un comportamiento que indicara malos tratos en Naranjos de Luz y lo llevaba solo en verano. Una segunda progenitora, que llevaba a su hija todo el curso, tampoco detectó irregularidades y, cuando se planteó la reunión en julio de 2009 entre trabajadores y padres para iniciar las acciones judiciales, planteó la necesidad de hablar primero con los acusados para conocer su versión de los hechos.

Un padre explicó que no apreció malos tratos, pero sí falta de cuidados en aspectos de limpieza e higiene. Lamentó que nunca le notificaran las caídas que sufría su hija, ya que le daban ataques epilépticos.

Una trabajadora en prácticas sí percibió que había discrepancia entre el director y una trabajadora en la organización del trabajo, ya que el primero determinaba un orden en las tareas y este era alterado por la subordinada.

La pareja sentimental del denunciado, que trabajó algún tiempo en dicho centro, también señaló que "había tensión en la relación laboral" entre el director y una de las trabajadoras, que se prolongó durante mucho tiempo. Además, indicó que en las reuniones mensuales entre el personal nunca se planteó el problema de los malos tratos a los usuarios.

Ayer también declaró una trabajadora que estuvo cinco meses en el recurso y decidió marcharse voluntariamente por el "mal ambiente" que existía. Aseguró que la empleada acusada una vez le tiró una botella de agua a un discapacitado porque no siguió sus indicaciones. Y fue al mismo joven al que la denunciada le dio un puñetazo leve en el estómago para que le hiciera caso. Además, relató que el director zarandeó una vez a una usuaria, de más de 50 años, a la que sacó fuera de la clase y la tuvo sentada en una silla desde por la mañana hasta las 14:00 horas. Y manifestó que a otra discapacitada, en diversas ocasiones, la halló tirada en el suelo en el centro de la clase, sin zapatos, ni babero y "mojada". Esta testigo comentó que la denunciada tenía unas "formas brutas". Al preguntarle por qué no denunció al Ayuntamiento, al Cabildo o ante la Justicia, argumentó que la denuncia de una única persona no tiene fuerza para cambiar las cosas.

Padres arrepentidos

El abogado defensor, Antonio Purriños, indicó que sus clientes han sufrido en cinco años un juicio paralelo y ya se les ha condenado. Indicó que "un grupo importante" de padres defendieron en 2009 la inocencia de los acusados. Y apuntó que varios padres, unos cinco, que firmaron la denuncia en julio de 2009 "se han dado cuenta de que los hechos denunciados no se ajustan a la realidad y han vuelto a depositar su confianza en los acusados, al llevar otra vez a Naranjos de Luz a sus hijos".