Un motorista de la Guardia Civil de Tráfico salvó la vida de una niña de tres años, vecina de Icod de los Vinos, que estuvo a punto de morir por asfixia en el interior del vehículo de sus padres en la autopista del Norte, a la altura de Guamasa, en la mañana de ayer. La menor había sufrido un atragantamiento mientras comía y faltó muy poco para que perdiera la vida.

El agente Meléndez, destinado en el destacamento de La Laguna, realizaba tareas propias de su labor en el acceso de la TF-5 hacia la cafetería El Búnker, concretamente efectuaba gestiones para retirar un coche averiado con una grúa y avisar a un taxi para los ocupantes.

En ese momento, otro automóvil aparcó justo detrás de los motoristas y los padres de la niña se bajaron muy nerviosos porque su hija no respondía a estímulos.

El profesional del Instituto Armado quitó a la menor de los brazos de la mujer y comprobó que la menor sufría un problema de asfixia y se hallaba inconsciente ya, "casi como un muñeco".

En un primer momento, el guardia civil comprobó que la pequeña no tenía objetos que le impidieran respirar en la boca o en la nariz. Además, apreció que la víctima tenía ya los labios azulados.

El agente la puso boca abajo y cogida por la cintura. Y seguidamente le presionó cinco veces el diafragma, entre el estómago y el esternón. A partir de ese momento, la pequeña empezó a respirar y se superó el mayor peligro.

Un médico de la sala operativa del 1-1-2 se puso en contacto con el motorista y este le explicó lo que había hecho. El galeno le dijo que dichas maniobras habían sido las correctas y le felicitó.