Un tribunal de Hong Kong sentenció hoy a seis años de prisión a una hongkonesa por haber torturado a su trabajadora doméstica durante seis meses, un caso que ha desatado la indignación popular en la ciudad por la brutalidad de las agresiones físicas y psicológicas.

Además, el tribunal impuso una multa a Ley Wan-tung, de 44 años, de 15.000 dólares de Hong Kong (1.900 dólares, 1.700 euros) por los delitos que cometió.

La sentencia se conoce dos semanas después de que los jueces ya declararan a Ley Wan-tung culpable de 18 cargos de asalto, intimidación criminal y falta de pago de salarios y vacaciones a Erwiana Sulistyaningsih, una joven indonesia de 23 años que vivió y trabajó en casa de la hoy condenada durante seis meses en 2013.

El caso de Erwiana acaparó la atención pública después de que una compatriota la encontrara en un estado físico pésimo en el aeropuerto de Hong Kong cuando se disponía a abandonar la ciudad en enero de 2014.

Un primer examen médico a su llegada a Indonesia mostró que su cara, manos y piernas estaban ennegrecidas, cubiertas de costras, laceraciones y presentaba descamación de la piel alrededor de sus pies.

Después de que su amiga la animara a denunciar lo sucedido a pesar de las amenazas que había recibido, las autoridades hongkonesas detuvieron a su empleadora en el aeropuerto de Hong Kong cuando ésta trataba de abordar un vuelo a Tailandia días después de que las fotos de las heridas sufridas por su empleada doméstica acapararan la atención mediática a nivel mundial.

Durante el juicio, que duró 16 días, la empleada doméstica relató que los maltratos comenzaron cuando trató de abandonar la vivienda después de trabajar en ella durante el primer mes sin salario.

Además de los golpes, Erwiana declaró que durante el tiempo que vivió en casa de Wan-tung su dieta se limitó a pan, arroz y medio litro de agua al día.

El caso de Erwiana ha abierto el debate en Hong Kong sobre si los empleados domésticos extranjeros -se calcula que en la ciudad hay unos 300.000, en su mayoría mujeres- deben vivir o no por ley en casa de su empleador.

Sus contratos les dan derecho a un día libre a la semana y un viaje a su país de origen cada dos años pagado por su empleador, con un salario mínimo al mes que no llega a los 500 dólares.