El psiquiatra del Hospital Mesa del Castillo, el doctor Manuel Reus Martínez, ha considerado que el copiloto del vuelo de Germanwings que se estrelló en Los Alpes, Andreas Lubitz, acabando con la vida de 150 personas "decidió repartir su agonía entre la gente que tuvo la desgracia de acompañarle en el vuelo y sus familiares".

En los últimos días, el mundo asiste "perplejo" a los resultados de la investigación sobre la tragedia del vuelo de Germanwings, y el "crimen suicida" del copiloto Andreas Lubitz "arroja innumerables preguntas sobre sus motivos y su personalidad", según informaron fuentes del Hospital Mesa del Castillo en un comunicado.

Ante esta situación, el doctor Reus, del Hospital Mesa del Castillo sostiene que una depresión por sí sola "no podría explicar un acto tan cruel como arrastrar contigo a la muerte a 149 personas". A su juicio, detrás de este acontecimiento se oculta "una grave caracteropatía", que sucede cuando un determinado rasgo de carácter "invade" la conducta de la persona, incluso más allá de su voluntad.

Para que esto ocurriera, Reus explica que la tolerancia a la frustración y los posteriores sentimientos de ira y desprecio a lo ajeno "tuvieron que estar muy presentes", y no tanto "los típicos síntomas melancólicos que asociamos habitualmente a la depresión como son la tristeza, apatía, la tendencia al llanto o la incapacidad de disfrutar".

"Yo descartaría una psicosis porque en estos pacientes el pensamiento está tan desorganizado que difícilmente hubiese tenido la capacidad de haber planeado y ejecutado su plan homicida como lo hizo. Los pacientes psicóticos están gravemente perturbados y muchas veces su estado se hace evidente", sostiene Reus.

En base a la información publicada en los medios Reus cree que las personas cercanas al copiloto "lo describen como una persona educada en el trato pero con una gran obsesión por el vuelo y ocasionales crisis de ira ante pequeñas frustraciones".

En su opinión, Andreas Lubitz "tenía una gran necesidad de reconocimiento". Se trata de una personalidad "rígida, narcisista, rencorosa, fría y controladora" que, ante la caída de dos pilares de su vida como su relación sentimental y su carrera de piloto, y ante la incapacidad de tolerar ese sufrimiento, decidió "repartir su agonía entre la gente que tuvo la desgracia de acompañarlo en el vuelo y sus familiares".

"Imagino que su estado de ánimo estaría imbuido de ira y odio por un destino que creería no merecer. Estaría rumiando la idea y cuando se quedó solo la llevó a cabo", asevera este psiquiatra.

Reus explica que la tranquilidad con la que Lubitz realizó el acto homicida "se debería a la frialdad de carácter y control de las emociones que presentaba". De hecho, recuerda que tuvo hasta la paciencia de esperar a que el piloto saliera por voluntad propia y "no dudó mucho en comenzar su plan homicida".

"Imagino que estaría ensimismado, centrado en su conflicto y en el rencor que iba a ser satisfecho. Probablemente de ahí la tranquilidad con la que aparentemente estrella su propio avión acabando con su vida y la de las otras 149 personas que iban a bordo", lamenta.

Según Reus, un posible razonamiento para este acto sería: "Yo sufro, me quitan lo que más quiero y necesito en la vida, la gente va a saber de mi sufrimiento a través del propio". Se trata, añade, de un razonamiento "fatal y despreciable, como se ha demostrado".

Para entender esta personalidad, Reus explica que habría que centrarse en la frustración y el rencor, lo cual conlleva una persona rígida y controladora. "Un sueño cumplido, cuando cree merecerse, no es ningún logro, pero sí algo muy difícil de aceptar perder. Por suerte, lo ocurrido la semana pasada es algo más que excepcional", añade.

Sobre cómo prevenir este comportamiento, Reus recuerda que se ha descubierto que Andreas Lubitz destruyó la baja laboral que le había sido dada por parte de su médico. "Creo que habría que mejorar las relaciones entre las instituciones sanitarias y laborales", explica.

"Cada país tiene una legislación diferente, pero creo que es evidente que en actividades laborales en las que la integridad de terceros esté presente, debe haber un estrecho control de la salud física y mental del implicado", concluye.