Cumplido un mes desde el accidente de un Airbus A320 de Germanwings en los Alpes franceses con 150 personas a bordo, la zona del siniestro se encuentra ya limpia de restos materiales y la investigación judicial prosigue para esclarecer los hechos.

De las laderas del pico de Estrop, entre las localidades de Barcelonnette y Digne-les-Bains, se han retirado 48 toneladas de escombros y 50 toneladas de suelo dañado por el impacto, con las que Germanwings da por finalizadas las labores de limpieza.

El buen tiempo ha permitido avanzar con mayor rapidez de la prevista en la recogida, iniciada el 9 de abril, y acabado ese proceso, según indicaron esta semana a EFE fuentes de la aerolínea, comienza ahora la evaluación medioambiental, tras la que se presentará a la Administración gala un plan de descontaminación.

Un equipo de 60 especialistas trabajó en la operación de limpieza y esta nueva fase queda en manos del Ministerio de Ecología francés y de la prefectura local.

El material recogido está custodiado en un hangar de la zona y a disposición de la Fiscalía de Marsella, encargada de la investigación del suceso, en caso de que ésta lo solicite.

Las dos cajas negras del aparato, tanto la que registra los parámetros técnicos del vuelo como la que graba las conversaciones en cabina, se encuentran, en cambio, en la sede en París de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) de Francia.

Las primeras pesquisas efectuadas por ese centro apuntaron a una acción deliberada del copiloto, el alemán Andreas Lubitz, de 27 años de edad, de quien posteriormente se supo que estaba de baja médica el día del accidente y en tratamiento psiquiátrico desde hacía tiempo.

El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, ratificó este miércoles ante la comisión de Transportes del Parlamento alemán su compromiso con el esclarecimiento de la catástrofe y subrayó que, hasta ahora, lo prioritario para su compañía ha sido la atención a las familias.

La identificación de los fallecidos está en manos del Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería Nacional francesa (IRCGN), a las afueras de París, donde se cotejan las muestras de ADN recuperadas en el lugar del siniestro con las facilitadas por los familiares de las víctimas, en su mayoría alemanas y españolas.

Esa minuciosa comparación, que no garantiza la identificación completa de todos los fallecidos, transcurre a buen ritmo y en "buenas condiciones", pero todavía no ha finalizado, indicaron esta semana a EFE fuentes de ese instituto, que cuenta con la colaboración de expertos de Alemania y España.

Una comisión de identificación transmitirá los resultados al fiscal del caso, Brice Robin, quien decide el cierre de la investigación y se encarga igualmente de comunicarle las conclusiones a los allegados, y los restos mortales no serán entregados hasta que ese proceso termine.

La ceremonia católica en memoria de las 150 víctimas, no obstante, se celebrará este lunes en la Sagrada Familia de Barcelona, indicó el jueves el Arzobispado de esa ciudad, que precisó que el acto se oficiará en catalán, castellano, francés, alemán e inglés, además del griego en el cántico del evangelio.

El monto de las indemnizaciones a los familiares deberá establecerse en función de las nacionalidades de las víctimas y de la regulación de cada uno de sus países al respecto, informó esta semana Lufthansa, que reconoció que el esclarecimiento total de lo ocurrido puede llevar aún "su tiempo".

El BEA confía en que la investigación sirva para prevenir sucesos similares. De momento, y a la espera de que se cierre el proceso, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) ha emitido ya una "recomendación provisional" a autoridades nacionales y aerolíneas para que siempre haya "al menos dos personas autorizadas" en las cabinas.