La fiscal delegada de Violencia de Género preguntó a la procesada si era verdad que su madre le había dicho que "si iba a casa con una barriga, la echaría", y la mujer respondió afirmativamente. Al parecer, según planteó la fiscal en la sesión de ayer, esa oposición a que quedara embarazada también se la había planteado su hijo. Cuando se produjo el parto, a María Zenobia no se le ocurrió llamar a su madre ni a otros familiares, porque tenía miedo de que se enteraran de lo ocurrido. Además, la procesada aseguró que, en las semanas previas al parto, su hermano la había animado a decir si estaba embarazada. Después de tirar a su hijo al contenedor de la basura, la procesada salió muy pálida y débil de la casa en la que trabajaba. Acudió a un bar de La Orotava, donde se tomó una manzanilla y se sentó en la terraza para coger aire. Posteriormente, un taxi la llevó hasta la vivienda familiar. Miembros de la Policía Judicial de la Guardia Civil detuvieron a la hoy acusada en la tarde del 28 de agosto, tras acabar su jornada laboral. En un primer momento, al ser preguntada por los agentes, la mujer negó que hubiese tenido un hijo. Sin embargo, días después, su entonces abogado defensor la informó de que las pruebas de ADN realizadas al cadáver del recién nacido confirmaron que ella era su madre. La acusada insiste en atribuir la paternidad del bebé a un hombre identificado como Santiago, pero las pruebas genéticas niegan tal posibilidad. Ayer la fiscal le preguntó si el padre era una "persona más cercana a usted". Pero María negó tal posibilidad. Ayer la madre de Zenobia declinó declarar en el juicio. Y tampoco acudió a la sesión la propietaria de la vivienda en la que limpiaba la procesada, por lo que ayer se intentó volverla a citar para que comparezca hoy.