Ayer continuó el juicio a la mujer de La Orotava, María Zenobia L.M., que en agosto de 2013 tuvo a un bebé y lo arrojó a un contenedor de basura. Lo más sorprendente de la sesión fue que los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal no pudieron determinar con total seguridad cómo murió el recién nacido. Y, además, los dos profesionales que hablaron discreparon entre ellos. Un forense apuntó la hipótesis de que la madre asfixió con una mano al niño, en base a unas supuestas marcas de uñas en la piel a la altura de la mandíbula, o que, en cualquier caso, no lo atendió bien. Y otro profesional del mismo organismo defendió la idea de que pudo fallecer cuando la progenitora se intentó deshacer del cuerpo tirando de la cadena del inodoro.

Dichos forenses sí coincidieron en que la muerte pudo producirse por asfixia, que no hubo traumatismos mortales y que la mayoría de los golpes hallados en el cuerpo se registraron tras el fallecimiento. Además, confirmaron que el bebé llegó a respirar. Sin embargo, la conclusión de sus intervenciones fue que esas posibles causas de la muerte no las podían defender con absoluta certeza, así como que era un caso complejo.

Dichos miembros del Instituto de Medicina Legal coincidieron en que la procesada protagonizó un "parto espontáneo", no asistido y en el retrete. Además, no hallaron en el cadáver hemorragias propias de golpes o traumatismos y apreciaron que el pequeño fue lavado antes de ser tirado a la basura.

Encontraron signos de asfixia que también se registran en los casos de fallecimientos de niños por "causas naturales" o por "muerte súbita". Uno de los médicos forenses aseguró que la hipótesis de que la mujer tratara de tirar al niño por el retrete es la única que a él le "encaja" con las lesiones que tenía el pequeño. Y planteó que la deformación que tenía en el cráneo podía deberse al efecto de succión que se produce en el vertido de agua del retrete. Sin embargo, en los pulmones del pequeño no se hallaron restos de que hubiese tragado mucha agua. Y su compañero defendió que la asfixia se produjo por obstrucción de los orificios respiratorios o por estar en una posición inadecuada.

Los profesionales del Instituto de Toxicología aseguraron que el análisis de las muestras que les remitieron apuntan a un posible caso de asfixia. Y negaron que "Santiago", el varón señalado por la acusada, fuera el padre.