Un sargento de la Guardia Civil tendrá que cumplir seis meses de prisión en una cárcel militar tras ser condenado por abuso de autoridad, ya que durante casi un año, hasta que la víctima cambió de destino, realizó comentarios de tipo sexual y que nada tenían que ver con el servicio a una cabo primero. Los hechos ocurrieron entre mayo de 2011 y mayo de 2012 en la Sección Fiscal del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. El citado mando fue condenado por el Tribunal Militar Territorial Quinto a dicha pena; el hombre presentó un recurso de casación ante el Tribunal Supremo por supuesta vulneración de la presunción de inocencia y dicho órgano judicial acaba de desestimar dicho recurso.

La cabo primero del Instituto Armado fue destinada en la Sección Fiscal del puerto capitalino y comenzó a detectar el comportamiento inadecuado del sargento en mayo del 2011.

El referido mando, Augusto Alejandro C.V., empezó a saludar a la afectada con frases como "¡Qué guapa estás esta mañana!" o "¡Qué mala cara traes!"; y, al menos dos veces, le tocó la cara para expresarle lo bonita que era. Desde esos primeros excesos de confianza, la víctima le pidió que dejara de saludarla de esa manera, por lo indebido de los términos usados y porque le hacía perder prestigio ante sus subordinados y compañeros.

Pero la situación fue a más a partir de los meses siguientes, sobre todo a raíz de una visita y una comida con un capitán de la Guardia Civil llegado desde la Península, en la que estuvieron ambos implicados. Por circunstancias que se desconocen, el acusado le dijo a la mujer afectada que el capitán estaba obsesionado con el sexo y con ella; le habló de la vida sexual de dicho mando, así como que siempre preguntaba por ella, que en la comida estuvo "mirándole el pecho" y que "era un buen partido para ella", según consta en la sentencia. Esas supuestas referencias falsas sobre los deseos del capitán llegaron al punto de decir que, durante un seminario en Madrid, este mando reservó una habitación con cama de agua para mantener relaciones sexuales con la víctima. Tales manifestaciones las hizo ante subordinados de la cabo primero. En septiembre de 2011, a raíz de un problema de la afectada con su pareja, el sargento le preguntó que con qué frecuencia hacía el amor con su novio, qué tipo de depilación corporal llevaba o si "ligaba" mucho cuando estuvo soltera.

En otra ocasión, con motivo de una patrulla que efectuaban juntos la denunciante y el sargento, este le preguntó que si era infiel a su pareja, si era de "hacer cosas" desde el primer día que conocía a un hombre o si su depilación era de línea de bikini o brasileña. En todas y cada una de estas ocasiones, la cabo primero le expresó al denunciado que no toleraba tales comentarios y le pidió que dejara de hacerlos. Otra vez, el procesado le aseguró que "tenía el pecho bonito, que podía lucirlo y no como otras compañeras del cuerpo, que eran gordas y feas". Además, el acusado apuntó que "era de las guardias civiles más guapas que había visto", según consta en la sentencia que se hizo pública durante la jornada de ayer. Así, en otras ocasiones, el hombre le dijo a la cabo que tenía sueños en los que él ejercía de héroe salvador de ella.

Un agente pidió al sargento que parara

Uno de los agentes ante los cuales se produjeron varios de los comentarios del sargento fue compañero de promoción de la cabo primero y mantenía una relación de amistad con la misma. En dos ocasiones, dicho funcionario, al apreciar personalmente la forma improcedente que el acusado tenía de dirigirse a aquella y los comentarios indebidos que efectuaba sobre la misma, se dirigió al sargento para expresarle su contrariedad sobre dicha situación. La respuesta del procesado en ambos casos fue: "A ver si ahora con la edad que tengo no voy a poder decir lo que pienso", a la par que se señalaba con un dedo el emblema de sargento. El citado guardia dio cuenta de la situación que padecía la cabo primero a otro sargento y al subteniente de la Sección Fiscal del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. El 5 de abril de 2012, la víctima se entrevistó con el teniente Ferrándiz Sánchez, de la mencionada unidad y jefe interino de la Tercera Compañía, a quien comunicó el hostigamiento que sufría de manos del acusado en el transcurso del servicio. El teniente se reunió con el sargento, que reconoció haber dirigido términos de excesiva familiaridad a la cabo primero, por lo que fue amonestado por el oficial, que le conminó para que desde entonces adoptara una actitud de mayor celo profesional con la cabo primero. Además, el citado teniente tomó las medidas oportunas para que no volvieran a coincidir el procesado y la víctima juntos y a solas en el servicio. La guardia civil denunciante de este caso "apreció que el acusado minó su crédito y su prestigio profesional ante sus subordinados (...) sintiéndose humillada, vejada y denigrada como mujer y como mando del Instituto Armado". Desde mayo de 2012, la citada cabo primero desarrolla su actividad en otro destino de la provincia.

las claves

Durante un año, una cabo primero de la Guardia Civil sufrió diversos comentarios que consideró vejatorios y humillantes ante compañeros y subordinados.

En mayo de 2012, la situación cesó gracias a la intervención de un teniente de la Sección Fiscal y cuando la víctima cambió de destino profesional.