El acusado de matar al doctor José María Banús en Los Realejos en octubre de 2013, el senegalés Cheikh Tidiane Ndiaye, reconoció ayer que lo mató porque tuvo miedo a un supuesto ataque de la víctima, primero con una inyección y después al ponerle las manos en el cuello para asfixiarlo. Así lo expresó Tidiane en la primera sesión del juicio, que comenzó ayer, y donde respondió únicamente a las preguntas de la fiscal y de la abogada defensora.

El procesado, un joven que tenía 21 años en el momento de los hechos, conoció a Banús, de 67, meses antes. Ambos mantuvieron relaciones sexuales en dos ocasiones, en cada una de las cuales el médico pagó 100 euros al subsahariano, que se hallaba en situación irregular en el país.

En el día de los hechos, las partes implicadas quedaron en la casa del africano, en Los Realejos, para descargar del portátil de Banús unos archivos importantes para Tidiane.

Esa tarde, de mutuo acuerdo, decidieron mantener relaciones sexuales. El acusado aseguró que, al acabar, le pidió dinero al traumatólogo y este se negó a dárselo, pero, a cambio, le ofreció que se quedara con su portátil.

El subsahariano dijo ayer que no le importó que no le pagara. Banús le preguntó si podía entrar al baño y Cheikh accedió. Siempre según el testimonio del procesado, el médico de origen catalán salió del baño con una inyección en una mano (no supo precisar en cuál) y él le preguntó qué iba a hacer. El joven senegalés recordó que el traumatólogo no le respondió, por lo que sintió miedo. Afirmó que le dio una patada y le quitó la inyección de la mano. Cabe recordar que Tidiane es cinturón negro segundo dan en "kung fu" y mide 1,97 metros. El subsahariano comentó que, tras esa acción suya, Banús se le abalanzó encima, lo cogió por el cuello y le dijo "te voy a matar". Además, el doctor se resistió y hubo intercambio de golpes, según Cheikh. Ante esa situación, el senegalés se defendió y acabó apretándole el cuello hasta que el médico falleció. El joven afirmó ayer que "no quería hacerle daño".

Tidiane escondió el cadáver y lo ató de pies y manos. Cuando su hermana se fue a dormir, usó un carrito para llevarlo hasta el coche de la víctima y lo introdujo en el asiento trasero. Después condujo hasta el barrio de Fátima, en Güímar, donde lo abandonó en un camino cuando empezaba a amanecer. El acusado dijo que conoció a Banús cuando acababa de salir de una casa de La Matanza, en la que no le pagaron un servicio. Banús le dijo que, si quería, lo llevaba a algún sitio y Cheikh aceptó. A los pocos minutos, Banús le propuso tener relaciones sexuales y Tidiane estuvo de acuerdo. Y acudieron hasta el domicilio del fallecido en Santa Cruz. La fiscal advirtió al acusado de que ayer ofreció su cuarta versión de los hechos y que en la primera habló de que la víctima se había desplomado, mientras que otra vez señaló que temía ser víctima de un delito de tráfico de órganos.

"No lo cogí para matarlo, fue accidental"

La primera versión sobre la muerte ofrecida por el joven senegalés ante la Guardia Civil hablaba de que la víctima se había desplomado y ayer el procesado argumentó que lo dijo "porque tenía miedo", entre otras cosas por su situación irregular en España. Cheikh Tidiane no quiso responder si Banús era el único hombre o no con el que mantenía relaciones sexuales por dinero. Y aclaró que esa no era su forma de vida. A preguntas de la fiscal, Carolina Barrios, el subsahariano tampoco supo responder si, tras ser estrangulado, el doctor Banús cayó boca arriba o boca abajo. Apuntó que "no lo cogí del cuello para matarlo, fue accidental". En cualquier caso, tampoco intentó reanimarlo. En casa del joven apareció un reloj Cartier, una cartera y una chaqueta verde, que pertenecían al conocido traumatólogo. Después, Cheikh se negó a responder a las preguntas de la acusación particular, que ejercen la exesposa y el hijo de Banús, mediante la letrada Sandra Barrera. Ante las cuestiones formuladas por la abogada de la defensa, Tidiane comentó que desconocía qué profesión tenía el fallecido, así como lo que portaba en una "mariconera" y en una bolsa blanca que llevó a su casa junto con la maleta del portátil. De la citada bolsa blanca supuestamente sacó Banús la inyección con la que quería pincharlo. Además, respondió que la víctima "fumaba mucho, con mucha frecuencia". Señaló que no llamó a la Policía cuando murió el sexagenario por miedo. La primera sesión del juicio con Jurado comenzó pasadas las once y media de la mañana. El caso se dirime en la Sección VI de la Audiencia Provincial. En la jornada de ayer, el magistrado presidente del Tribunal del Jurado cuestionó en reiteradas ocasiones a la fiscal, y algo menos a la letrada de la defensa, la motivación para formular determinadas preguntas al procesado. Frente a lo que planteó la fiscal, que definió a la víctima como "enclenque" y con una menor altura que el agresor, la abogada defensora señaló que el médico catalán medía 1,86 metros y pesaba unos 95 kilos.

"Un carácter un poco fuerte"

El primer testigo que declaró en la jornada de ayer se identificó como "compañero de trabajo y empleado" del médico José María Banús. Explicó que lo conocía desde 1998 y comentó que "tenía un carácter un poco fuerte", pero negó que fuera una persona agresiva o que le gustara iniciar enfrentamientos físicos. Señaló que tenía "un poco de diabetes y era hipertenso". Además, había sufrido una luxación de cadera, pero no tenía cojera. Apuntó que fumaba y que "era discreto al hablar de su vida privada".

"No escondía que era homosexual"

La segunda testigo se identificó como amiga personal del fallecido. Aclaró que José María Banús, casado hasta 1990, "no escondía que era homosexual". Dicha mujer indicó que el médico traumatólogo se sentía "orgulloso de lo que hacía" y por eso solía alardear de su patrimonio y sus logros con personas con las que no tenía una especial amistad o que acababa de conocer. Además, dicha testigo dijo que "era muy miedoso", por lo que, ante un enfrentamiento, "se hubiera muerto de miedo y echado a correr". También definió a la víctima como "generoso".

"Le encantaba la seguridad en sus propiedades"

El tercer testigo fue un hombre con acento extranjero, que explicó que José María Banús era una persona con un "carácter fuerte, pero pacífico y hasta miedoso". Además, respondió a la fiscal que "le encantaba la seguridad", por eso residía en un edificio de la capital que contaba con vigilancia privada. Recordó que al médico le gustaba "ostentar de lo que tenía, para que se le reconociera su éxito" como profesional.

Sobre el nombre de la sociedad de Banús

José María era socio-propietario de una sociedad, "Patas Canarias", y la abogada de la Defensa insistió mucho sobre el origen del nombre de dicha empresa. Finalmente, el tercer testigo explicó que se debía a un hombre que hacía años se hizo amigo del médico y con el que posteriormente tuvo un conflicto que llegó hasta el ámbito judicial.

Intentó quemar el cadáver para borrar pruebas

La abogada de la acusación señaló en su intervención que, antes de estrangular a la víctima, el joven le propinó una patada en la cabeza y que actuó por la espalda, por lo que hubo alevosía y, por tanto, asesinato. Apuntó la hipótesis de que Cheikh intentó quemar el cadáver en Güímar porque en el cuerpo del sexagenario todavía estaba su semen y tenía miedo de que lo localizaran por ese resto biológico.