Una mujer acusada de matar de una puñalada a su marido durante una discusión en la casa familiar de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, en presencia de la hija de ambos, ha relatado en el juicio que sufría malos tratos y siempre le tuvo miedo, pero que nunca tuvo la intención de acabar con su vida.

"Me empezó a dar bofetadas y a insultarme. Tenía en la mano el cuchillo y al abalanzarse se lo clavó", ha indicado la procesada, María Ángeles M.M., que, desde que tuvieron lugar los hechos, el 6 de octubre de 2013, se encuentra en prisión.

La Sección 23 de la Audiencia Provincial de Madrid juzga con un tribunal de jurado hasta el próximo 16 de octubre a esta mujer, a la que se le atribuye un delito de homicidio y por el que la Fiscalía pide que cumpla trece años y seis meses de prisión.

No obstante, la acusación particular solicita veinticinco años de cárcel al considerar que no se trata de un homicidio, sino de un delito de asesinato con alevosía.

"La consecuencia es desproporcionada con los hechos", ha señalado el abogado de la familia del fallecido, que ha añadido que la puñalada fue "sorpresiva" y que, tras una discusión matrimonial, la víctima "no podía prever ni esperar semejante reacción de la persona que tenía delante".

Tanto el Ministerio Público como la acusación particular aprecian la agravante de parentesco por estos hechos.

Según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, María Ángeles M.M., con el ánimo de acabar con la vida de su pareja le asestó en el abdomen una puñalada de ocho centímetros de profundidad y cuatro de diámetro que le seccionó le vena cava y le ocasionó la muerte por parada cardiorrespiratoria.

Nada más producirse la agresión mortal, la procesada llamó al 112 manifestando que había discutido con su marido y que sin querer le había clavado el cuchillo.

La acusada ha relatado en el juicio que en la tarde de los hechos ella y su marido consumieron cocaína y cerveza. Sobre las diez de la noche dio de cenar a su hija, de tres años, y posteriormente empezó a cortar filetes de pollo con un cuchillo cuando su esposo entró en la cocina y le pidió que fuera a comprar droga.

"Le dije que sin la niña no me iba y empezó a darme bofetadas y llamarme guarra. Me cubrí la cara involuntariamente y el cuchillo se le clavó. No era mi intención", ha señalado.

A continuación, según la procesada, el hombre se taponó la herida con un trapo, fue al salón y se sentó en el sofá, donde a los pocos minutos perdió el conocimiento. Fue en este momento cuando la mujer llamó a emergencias: "No quería que se muriera", ha dicho.

Ha explicado que la niña estaba en el salón durmiendo, por lo que no vio la agresión, aunque después se despertó al oír los gritos.

María Ángeles ha asegurado que no pidió ayuda tras las "bofetadas" porque "no era la primera vez" y que nunca le denunció "por miedo a que le quitasen a su hija", la cual, ha indicado, también sufrió agresiones de su padre.

Unos malos tratos de los que, según ha explicado, la familia de su marido le había advertido: "Me han dicho que le dejara, que no valía la pena, que no estuviese con él y que me iba a maltratar".

"Le adoraba. Hoy por hoy es mi vida. Le quería muchísimo, por eso aguantaba", ha declarado la acusada, cuyo abogado solicita su absolución.