Ayer trascendieron nuevos datos aportados en las testificales del proceso de instrucción del caso que se sigue por malversación de caudales públicos y maltrato de animales contra las dos cabezas visibles de la Fecapap y del refugio comarcal de Valle Colino, Gisela Zifferer y Adriana Naranjo. Varios testigos señalaron que en dicho recurso, que recibe subvenciones y tiene convenios con los ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, El Rosario y Tegueste, se realizan sacrificios de animales sanos, según adelantó el periodista David Cuesta en Mírame TV.

Un testigo dijo que, verdaderamente, el poder de decisión lo tenían Zifferer y Naranjo. Este hombre afirmó que inicialmente existía una cuenta de la Fecapap (Federación canaria de asociaciones de protectoras de animales y plantas); que después se abrió una segunda para recibir las subvenciones de los consistorios del área metropolitana, y, en tercer lugar, otra para ingresar el dinero procedente de las adopciones de canes desde Alemania. Dicha persona señala que, cuando dimitió, en esa tercera cuenta había unos 90.000 euros y que, cada año, se recibían otros 300.000 euros de las corporaciones municipales citadas.

Respecto a las adopciones de animales por parte de ciudadanos germanos, el testigo estima que cada año podían enviarse al país europeo unos 300 o 400 perros. Y apuntó que el dinero procedente de esas operaciones no se reflejaba en ningún libro contable ni cuenta. Supuestamente, la asociación alemana que gestionaba tales adopciones pagaba unos 250 euros por cada can. Al pedir explicaciones sobre ese asunto, supuestamente las dos imputadas le dijeron que ese no era "asunto suyo". Este mismo testigo señaló que desaparecieron perros de un día para otro. Ayer dicho testigo comentó que un veterinario le dijo que Gisela hacía una selección de perros para sacrificarlos. Los animales muertos eran introducidos en bolsas de plástico y tirados por contenedores de la zona, lo que llegó a generar quejas de los vecinos.

Otra testigo apuntó que tuvo conocimiento de que por parte de las imputadas se llevaron a cabo muertes de animales fuera de los supuestos legales permitidos. También apuntó que esa decisión era compartida con Naranjo en virtud de la actitud de los canes (se supone que si eran muy agresivos).

Esa testigo añade que el pienso que les daban era de la peor calidad y que observó que, de un día para otro, desaparecían animales sanos.

Una tercera testigo aseveró ante la autoridad judicial que, desde que se abrió el albergue en 2005, presenció maltrato de animales, por la mala alimentación y no seguir el protocolo establecido para distribuirlos por jaulas. Además, esa testigo señaló que en algunos casos se daba prioridad a las adopciones que conllevaban envíos a otro país.

"Sufrimos una campaña de acoso y derribo"

La portavoz de la Fecapap, Míriam Pérez Mendoza, señaló que con el proceso judicial y con la divulgación de algunas informaciones "estamos sufriendo una campaña de acoso y derribo". Pérez comenta que "tenemos claro que la gestión que se ha hecho en Valle Colino" ha sido "transparente" y que el número de adopciones es "encomiable". Para la representante de dicha Federación, la idea de "sacrificio cero" en un albergue "es imposible". Pérez Mendoza manifiesta que "es absolutamente falsa" la idea que se quiere transmitir por parte de la parte denunciante del proceso, la Plataforma contra el Maltrato Animal, de que se practica una serie de sacrificios de forma indiscriminada. La portavoz de Fecapap indica que la muerte inducida de un animal siempre conlleva una motivación, porque el perro está muy enfermo y sufriendo mucho, por ejemplo. Y en esos casos, se actúa en función de lo que deciden los veterinarios. En esa línea, aclara que existen perros potencialmente peligrosos que, o bien porque han sufrido un maltrato atroz de sus dueños, o bien porque los han hecho participar en peleas, su comportamiento violento "no se puede reconducir" y, consecuentemente, no se pueden entregar en adopción a ninguna familia. Y a esa decisión de sacrificarlos se llega por parte de los profesionales de Valle Colino después de un intento de "socializarlos". Hasta tal punto es así, según Pérez Mendoza, que a esos perros potencialmente peligrosos que tienen una actitud muy violenta tampoco se les puede introducir en un habitáculo con otros canes, porque los atacan o los matan. Sobre la gestión económica de Naranjo y Zifferer, aclara que las críticas no tienen razón de ser y que se han rendido cuentas ante los ayuntamientos que aportan subvenciones para el funcionamiento del albergue. El recurso de recogida de animales de Valle Colino se inauguró en el año 2005 y, según Pérez Mendoza, se hace una buena labor de concienciación en colegios e institutos.