El titular del juzgado número 3 de Puerto de la Cruz (Tenerife) ha citado a declarar al presidente de Johnson & Johnson España, Enrique Álvarez Johnson, tras la demanda interpuesta por un afectado por una prótesis defectuosa, informan fuentes judiciales.

El demandante, Juan Zerpa, presenta altos niveles de cromo y cobalto en sangre, según su historia clínica y pide una indemnización de 424.000 euros.

El 10 de septiembre de 2010, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios lanzó una alerta sanitaria sobre la serie Depuy ASR Articular Surface.

Sin embargo, en Estados Unidos y en Australia la alerta se emitió en 2009, al comunicar la multinacional que cesaba de fabricar la serie por el riesgo de generar, al cabo de cinco años, restos metálicos de la aleación cromo-cobalto a los tejidos.

Es decir, que estos dos metales pesados podían envenenar la sangre y provocar daños en órganos vitales como los pulmones, el hígado o el corazón.

Sin embargo, pese a las alertas de que toda la serie (93.000 unidades) estaba dañada, "en España se siguieron colocando durante los años 2009 y 2010", señala Emilio Ortiz, abogado especializado en este tipo de casos.

"Hace seis años que reclamamos que un responsable de Johnson & Johnson de explicaciones; ellos se escudan en que las prótesis son de Depuy, pero hemos acreditado que es todo el mismo grupo y, por fin, el juez ha citado al presidente de Johnson", detalla el abogado.

Los síntomas que, en general, presentan los afectados son dolor, cojera, impotencia funcional, malestar general y afectaciones en otros órganos.

Son "prótesis perfectamente identificadas, numeradas y localizadas, sujetas a un protocolo de actuación de la Agencia Española del Medicamento y Producto Sanitario, pero parece que el fabricante pone todas las trabas que puede en España", critica Ortiz.

El afectado, en declaraciones a Efe, ha relatado una historia de "dolor continuo que me impide hacer vida normal, ni dormir por la noche; te limita tanto que eres incapaz hasta de andar" y "que ha arrastrado conmigo a mi familia".

Zerpa señala que "me puse una prótesis que, en teoría, duraba veinte años y ya se ha visto la pesadilla" y pide que "mi caso abra los ojos a otros afectados, muchos llevan estas prótesis que envenenan la sangre y ni siquiera lo saben".

Herminia Luis Pacheco, otra de las afectadas, ha relatado que "llevamos tanto tiempo con este problema encallado que te afecta a la autoestima, parece que no importamos a nadie".

Pacheco tuvo que guardar "seis semanas en cama porque tenía la infección muy avanzada, yo confiaba en los médicos y en el hospital, pero cada vez estoy peor".

Por su parte, Javier Donate espera "desde hace dos años que me quiten esa prótesis, no puedo dormir por las noches", y lamenta que "tengo que verme cada dos por tres arrastrándome por el suelo, esto es indigno para cualquier ser humano".