Tres magistrados de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife condenaron a 15 años de prisión a Lorenzo Manuel Abreu Pérez, por un delito de asesinato registrado en el barrio lagunero de Finca Pacho hace poco más de un año, ya que consideraron probado que el procesado provocó un incendio que causó la muerte en el lugar de Antonio López Perera, dueño de la casa en la que ocurrieron los hechos.
Contra la mencionada sentencia cabe interponer recurso de casación.
López Perera, que el día anterior a los hechos había cumplido 60 años, tenía su residencia habitual en un piso de la calle Obispo Damián Iguacén.
El hombre fallecido residía solo, pero semanas antes del trágico suceso en el que perdió la vida, acordó con el procesado, de 36 años, que viviera en el citado piso a cambio de una cantidad de dinero.
Lorenzo estuvo en dicho domicilio varios días, pero lo abandonó para irse a vivir con una mujer. Un par de días antes de que ocurriera el trágico suceso, el acusado le pidió a la víctima que si podía regresar al piso de la calle Obispo Damián Iguacén, pero el dueño del inmueble se negó.
El 15 de diciembre de 2014, aprovechando que López Perera no se hallaba en su casa, Lorenzo Manuel aprovechó esa circunstancia y que estaba en posesión de una llave de la vivienda para acceder a la misma y se puso a hacer comida. Cuando López Perera llegó y observó la situación se enfadó mucho, le tiró la comida al suelo y lo echó de allí.
Lorenzo se fue, pero requirió la presencia de agentes del Cuerpo Nacional de Policía, a quienes se identificó con un documento de su hermano y a quienes ocultó que poseía una llave del inmueble.
Los funcionarios policiales acompañaron a Pérez Abreu a recoger un cargador de móvil al piso y salieron al exterior.
En la vivienda almorzaron Antonio López Perera y un amigo. Y posteriormente ambos se fueron a un bar de la avenida Los Majuelos.
Pasadas las 15:00 horas, la víctima regresó a su casa después de haber consumido bebidas alcohólicas y sustancias estupefacientes y psicotrópicas depresoras del sistema nervioso central en concentraciones muy altas que limitaban su capacidad de reacción. Su amigo lo acompañó en un tramo del camino.
López Perera entró solo en su casa y se acostó en la cama. Lorenzo Manuel sabía en qué estado de embriaguez se hallaba el afectado, lo siguió y entró en el piso con la llave que aún conservaba. Después impregnó una tela con una sustancia no determinada que contenía etanol, le prendió fuego y la tiró sobre la cama donde estaba el dueño del inmueble. Después se fue del lugar y cerró la puerta. Antonio López salió hasta el baño cuando se estaba quemando vivo, donde falleció y fue hallado por los bomberos.