La tercera sesión del juicio por homicidio del marroquí Ismail Boula en Playa Paraíso en abril de 2014 vivió ayer su tercera sesión. El cuchillo encontrado por un cabo de la Policía Judicial de la Guardia Civil a varios metros de distancia del cuarto ocupado por el detenido, también de origen magrebí, se ha convertido en un elemento clave en el proceso. Ayer, los profesionales del Instituto de Toxicología de Canarias ratificaron que en esa arma blanca se halló ADN del fallecido; del procesado, Mberk El Machay, e, incluso, perfiles genéticos mezclados de ambos.

De esa manera, se confirma lo expresado el pasado martes por el guardia civil que es jefe del Grupo de Delitos contra las Personas en la provincia, quien aseguró que, tras retirarle el mango al cuchillo, se hallaron restos de sangre que correspondían tanto a Boula como a El Machay.

En los análisis se hallaron restos del ADN de una tercera persona, que no se sabe quién es. A ese resto trató de agarrarse la defensa, integrada por los letrados Fernando Mesa y Jaime García de la Cruz, para tratar de sembrar la duda acerca de la supuesta participación de una tercera persona o la eficacia de la cadena de custodia del mencionado objeto.

La citada arma blanca es compatible con las heridas internas y externas sufridas por la víctima, según los profesionales del Instituto de Medicina Legal (IML) de Santa Cruz de Tenerife. Según Francisco Javier González Delgado, subdirector del IML, la agresión mortal se produjo "con ese cuchillo o uno similar". Dicho forense indicó que la puñalada se produjo en una zona vital y el autor de la misma estaba de frente a la víctima.

Uno de los miembros del Instituto de Toxicología que intervino ayer señaló que la víctima solo había ingerido alcohol, concretamente 1,73 gramos por litro de sangre, así como un fármaco que se utiliza a veces en las tareas de reanimación.

Esa aseveración contradice el testimonio dado por el acusado el primer día de juicio, que dijo que Isamil Boula había esnifado una raya de cocaína esa tarde-noche.

Sobre el alcohol ingerido por el acusado, que llegó a 0,99 gramos por litro de sangre, tanto los portavoces del Instituto de Medicina Legal como el del Instituto de Toxicología señalaron que no afectaba a la fuerza para llevar a cabo la agresión, aunque sí altera alguna de sus capacidades motoras. En las uñas del fallecido no se halló ADN del presunto autor.