La policía ha detenido a 37 personas en el este de China por su supuesta relación con el mercado negro de vacunas destapado en el país, el mayor escándalo de salud pública que vive la segunda economía mundial desde 2008.

Las autoridades no han desvelado la identidad de los sospechosos, si bien ya anunciaron que los "cabecillas" de este mercado negro, una madre y una hija de la ciudad de Jinan, capital de la provincia oriental de Shandong, ya habían sido arrestadas, informó la agencia oficial de noticias Xinhua.

Las dos mujeres son sospechosas de dirigir una red de venta ilegal de vacunas, que no eran transportadas en las condiciones necesarias ni habían sido refrigeradas adecuadamente, a clientes de 24 provincias y ciudades de todo el país desde 2011.

La policía investiga ahora a tres compañías farmacéuticas y ha cancelado el permiso para trabajar de una de ellas, Shandong Zhaoxin Bio-tech.

Además, la Administración Estatal de Alimentación y Fármacos ha identificado a nueve mayoristas de vacunas de seis provincias del país que supuestamente falsificaron informes sobre compradores de las vacunas y ha dado a las autoridades locales hasta el viernes para localizar a los clientes que compraron estos productos.

El primer ministro chino, Li Keqiang, ha considerado que el caso ha destapado "numerosos vacíos en la regulación" y ha pedido que se mejore la normativa.

También ha solicitado a todos los departamentos correspondientes que lleven a cabo una "investigación completa" de lo ocurrido, publica Xinhua.

Según la agencia, las vacunas vendidas en este mercado negro pueden "causar una discapacidad o incluso la muerte".

Las vacunas han sido valoradas en 570 millones de yuanes (88 millones de dólares, 78 millones de euros) y eran de doce tipos diferentes, entre ellas, las de la polio, la rabia, paperas, encefalitis, hepatitis B o meningococo.

El lunes, las autoridades de la provincia sureña de Cantón, donde también se vendieron las vacunas ilegales, confirmaron que estaban investigando la muerte de un niño de cuatro años que falleció a principios de marzo poco después de que le administraran la vacuna de la polio y el meningococo, si bien el Gobierno local ha rechazado que el caso esté vinculado con el escándalo.

La situación ha vuelto a elevar la preocupación de la población china sobre la inseguridad que se vive en el país en múltiples sectores, entre ellos, el alimentario.

En 2008, seis bebés murieron y 300.000 se intoxicaron por leche infantil adulterada con melamina, puesta a la venta por una veintena de marcas locales.

Desde entonces, la población busca en otros países este producto y aún hoy se muestra reacia a comprar leche china.