El homicidio del artesano y belenista Juan Jovino Díaz Marrero en su vivienda de La Laguna continúa sin esclarecerse seis años después de los trágicos hechos. En la vivienda número 6 del Camino de Las Mercedes, la víctima abrió la puerta al autor o autores del ataque mortal en la noche del 28 de junio de 2010. Su cadáver fue descubierto por un familiar la mañana del día siguiente.

Durante todo este tiempo, su hermana y dos sobrinos de Díaz Marrero resumen la investigación como un continuo proceso de "volver a empezar", con diferentes grupos de investigadores y policías que se han hecho cargo del asunto. El aspecto positivo de esta trayectoria es que el caso "sigue abierto". Estos familiares hubiesen preferido que los encargados de las pesquisas hubieran sido siempre los mismos agentes y, aunque creen que el proceso ha sido francamente mejorable, agradecen esa labor para tratar de descubrir a los implicados en la muerte violenta.

La última novedad del caso es que agentes especializados en casos sin resolver del Cuerpo Nacional de Policía se han desplazado desde Madrid para buscar nuevos indicios sobre el homicidio del belenista. El sobrino de Juan Jovino, Sergio Ramallo, recuerda que, tras hacer la inspección ocular de la vivienda de la víctima, dichos investigadores insistían mucho en que no se cambiaran o manipularan las tuberías del baño y otros desagües.

Sin embargo, para el entorno familiar del fallecido, esa recomendación llega "un poco tarde". El motivo es que, después de dos años precintada a raíz del homicidio, toda la vivienda fue limpiada y desinfectada a fondo para evitar infecciones o picores por todo el cuerpo.

Sergio Ramallo comenta que, por ejemplo, esa apreciación de no tocar las tuberías debió efectuarse hace seis años. Dichos agentes desplazados desde Madrid efectuaron hace meses una inspección ocular de la vivienda donde ocurrió la muerte de Jovino.

Además, dos jóvenes agentes del Grupo de Homicidios se han puesto en contacto con la familia para continuar con la investigación de este asunto.

Joana Ramallo Díaz indica que, periódicamente, acude al Juzgado para preguntar por cómo va el caso y lamenta que en el Cuerpo Nacional de Policía carezcan de un interlocutor directo al que dirigirse para preguntar por la evolución de la investigación en los últimos años.

En ese aspecto, reconoce que "cada maestro tiene su libro".

Los dos sobrinos de Juan Jovino Díaz Marrero destacan la voluntad mostrada por el juez César Romero Pamparacuatro, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de La Laguna, para que el caso no se cierre.

La hermana de la víctima muestra su interés por que el trágico suceso se resuelva lo antes posible.

Un supuesto móvil de tipo económico

Una de las líneas de investigación seguidas por expertos del Cuerpo Nacional de Policía es la hipótesis de que el autor o autores del homicidio de Díaz Marrero pueden ser personas que buscaban dinero de la víctima. En su momento, los agentes destinados en la Brigada de Policía Científica encontraron en la casa del fallecido un número elevado de perfiles géneticos de personas diferentes. Ese fue un obstáculo inicial para el esclarecimiento del asunto. Cuando el domicilio de Juan Jovino continuaba precintado por la Policía Nacional, uno o varios desconocidos entraron a robar en el inmueble. A raíz de este delito contra la propiedad, familiares de la víctima instalaron un sistema de seguridad con una cámara de vigilancia. De esta manera, el sobrino de Díaz Marrero logró interceptar a un joven cuando trataba de acceder al escenario del homicidio, supuestamente con la intención de volver a cometer un segundo robo. Las imágenes y los datos de dicha persona se pusieron a disposición del Cuerpo Nacional de Policía. En base a la condición de homosexual del fallecido, en los días posteriores al hallazgo del cadáver degollado de Juan Jovino se interrogó a personas que en su momento pudieron tener algún tipo de relación con el fallecido. Sin embargo, esas líneas de investigación no arrojaron resultado positivo alguno para esclarecer el caso. Respecto a los avances registrados en el asunto del niño grancanario Yeremi Vargas, en el que la Guardia Civil detuvo a un sospechoso de la desaparición y homicidio del menor más de nueve años después del trágico suceso, y su posible paralelismo con una resolución tardía del caso de su tío, Joana y Sergio Ramallo Díaz tienen sentimientos encontrados. Por una parte, supone un motivo de esperanza el hecho de que, tras tantos años, se pueda esclarecer una muerte violenta. Pero, por otro, Sergio indica que el caso de su tío no puede compararse al del menor grancanario, ni por la repercusión mediática ni por el seguimiento de la investigación a lo largo de los años.