El cadáver descuartizado encontrado durante la tarde del pasado jueves en el cauce del Barranco de Santos, en Santa Cruz de Tenerife, corresponde a una mujer, que presuntamente fue víctima de un homicidio. Así lo creen los profesionales del Cuerpo Nacional de Policía que llevan el caso.

Agentes destinados en el Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Santa Cruz de Tenerife investigan la muerte violenta de dicha persona y una de las principales hipótesis de estos funcionarios es que la víctima sufrió un episodio de violencia de género que acabó de forma trágica.

El primer paso consiste en determinar y confirmar la identidad de la víctima, para lo que habrá que recurrir a las pruebas de ADN. Y, a partir de ese dato, seguir el rastro de la víctima. El autor de este delito cortó el cuerpo de la mujer en varios trozos y los introdujo en un par de petates militares, que tiró al cauce del mencionado barranco a la altura del puente Javier de Loño Pérez, o del manicomio, que enlaza los barrios de Salamanca y de La Salud. Tal y como trascendió el mismo jueves del hallazgo, los restos se encuentran en estado casi esquelético, por lo que se supone que el homicidio pudo ocurrir hace varios meses. En uno de los petates militares estaba la cabeza y las extremidades de la víctima, mientras que en el otro, se hallaba el tronco. Unos jóvenes que merodeaban cerca de las cuevas que están en esa zona del barranco de Santos comunicaron a agentes de la Unipol de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife que encontraron las referidas mochilas con restos humanos. Tras identificar y tomar testimonio a los mencionados testigos, los profesionales de la Unipol avisaron a la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía y custodiaron los petates hasta la llegada de los expertos.

Ayer, médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife llevaron a cabo un concienzudo análisis de los restos encontrados durante la autopsia al cadáver, con el objetivo de determinar cómo pudo ocurrir el homicidio de esa persona.

Llama la atención que el autor de esta muerte se deshiciera del cadáver de un modo similar al que lo hizo un menor brasileño, que el mes pasado mató a su propio padre en la vivienda en la que residían ambos desde hacía apenas dos meses en la calle del Olvido, en pleno barrio santacrucero de Salamanca, y que fue esclarecido en pocas horas por la Guardia Civil con colaboración ciudadana.

Las maletas de Valleseco

En el descuartizamiento registrado el pasado mes en la capital tinerfeña, el adolescente latinoamericano utilizó dos maletas de viaje para guardar los restos de su progenitor, que previamente había cortado con una radial. Después, el hijo de la víctima acudió a tirarlas al Muelle de la Piedra, en la zona santacrucera de Valleseco, pocas horas después de haber acabado con la vida de la víctima. Unos buzos contratados por la Autoridad Portuaria hallaron una de esas maletas flotando al día siguiente.