Un tribunal marroquí de El Yadida (200 kilómetros al sur de Rabat) condenó a la pena de muerte al campesino que el pasado mes de abril asesinó a diez familiares y vecinos en una aldea de esta región agrícola.

Según informa hoy el diario Al Massae, la pena capital fue pronunciada ayer después de tres meses de proceso por "homicidio voluntario contra sus padres", pues entre sus víctimas estaban sus progenitores y su esposa.

Nunca quedó claro cuáles fueron los motivos que movieron a este hombre de 47 años a cometer esa matanza, salvo los "problemas familiares" que alegó, sin precisar cuáles durante los interrogatorios en los que mostró una inusual sangre fría, según la policía.

Marruecos no ha abolido la pena de muerte pese a las peticiones internacionales y nacionales en este sentido; sin embargo, no lleva a cabo una ejecución desde el año 1994, sin que por ello haya querido firmar tampoco una moratoria sobre las ejecuciones.

Hay una media de un centenar de condenados a la pena capital en los "corredores de la muerte" en distintas prisiones; cada año, el rey Mohamed VI indulta a varios de ellos cambiando su pena por la perpetuidad, pero los tribunales condenan a un número similar al de los indultados.