El asesinato de Urbana Ramos Plasencia, vecina de Fonsalía (Guía de Isora), ocurrió hace 15 años, el 9 de noviembre de 2001 y, desde el mismo día en que se produjo la muerte, los investigadores no lograron dar con las claves para identificar al autor o autores. Según los datos que trascendieron tras la muerte violenta, la mujer, de 35 años, madre de dos hijos y en proceso de separación de su marido, recibió 18 puñaladas y un fuerte golpe en la cabeza con un objeto contundente. Casi 15 años después, y a pesar de los esfuerzos de la familia de la víctima y el criminólogo Félix Ríos, la reapertura del caso en 2012 no sirvió para lograr avance alguno. Y, cuatro años después, nada indica que la situación del caso vaya a cambiar.

Ríos sigue intentando que se vuelvan a analizar las pruebas existentes para conseguir imputar al autor.

El pasado 22 de enero presentó un escrito y documentación ante la Fiscalía con el objetivo de que se reabrieran las diligencias previas del Juzgado número 2 de Arona sobre dicho asunto.

El fiscal delegado de Violencia de Género en Santa Cruz de Tenerife emitió un escrito en febrero del presente año en el que asegura que, "tras su estudio y valoración, se puede llegar a la conclusión de que de los hechos y valoraciones ahora aportados no se desprenden indicios nuevos que permitan solicitar la reapertura de dichas actuaciones".

Y el referido fiscal decretó el archivo de las citadas diligencias.

Además, dicho representante del Ministerio Público considera que esa reclamación también puede ser planteada ante un Juzgado de Instrucción de Arona.

Pero el mencionado criminólogo no tira la toalla y aclara que "estamos a la espera de intentar una reapertura de oficio por parte de la Guardia Civil". Desea que las gestiones a nivel político, con la colaboración del Ayuntamiento de Guía de Isora, den sus frutos.

Para Félix Ríos, hay determinados indicios que están en el propio Juzgado número 2 de Arona y que pueden volverse a estudiar hoy en día. Según dicho criminólogo, hace cerca de 4 años se pudo interpretar, por error, que tales indicios se hallaban en el laboratorio de la Guardia Civil en Madrid.

En las horas posteriores al trágico suceso, agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil llegaron a tomar declaración al marido de la víctima. Sin embargo, nunca se llegó a recabar pruebas suficientes para proceder a su detención por su participación en los hechos. Y, a día de hoy, es inocente.

Una de las personas que prestaron declaración ante los investigadores del asunto fue una pitonisa, quien aseguró a los guardias civiles que el marido de Urbana acudió cuatro veces a su consulta preocupado por la situación de su matrimonio y porque la víctima ya no quería saber nada de él.

Urbana trabajaba en la cafetería de una gasolinera situada en la carretera insular entre Armeñime y Playa San Juan (TF-47), cerca de Marazul. Su hijo mayor, que en el momento del suceso tenía 15 años, la ayudaba ocasionalmente en su actividad. Su muerte ocurrió a primera hora de la mañana, cuando había salido de su vivienda en Fonsalía y se dirigía a su puesto de trabajo. Se sospecha que la víctima pudo recoger al asesino en su coche. Tras apenas 300 metros, se desviaron hacia la pista de una finca, donde ocurrió la muerte violenta. Ese día, Urbana tenía cita en el Ayuntamiento de Guía de Isora para realizar un trámite relacionado con la propiedad de su casa en Fonsalía.