El estado de Texas ejecutó hoy a Barney Fuller, un preso de 58 años que asesinó a un matrimonio vecino en 2003 y decidió retirar los recursos en contra de su condena a muerte para acelerar la cita con el verdugo.

Fuller, un hombre blanco, fue declarado muerto a las 19.01 hora local (00.01 GMT del jueves) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, de acuerdo con una notificación del Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Sus últimas palabras fueron: "No tengo nada que decir. Puede proceder".

Fuller, originario de Ohio, vivía en una zona rural de Lovelady, en el este de Texas, y tenía el hábito de disparar armas dentro de su propiedad, algo que lo enemistó con sus vecinos, los Copeland, después de que una de las balas impactase contra el generador de energía eléctrica de esa familia.

La disputa se agravó después de que Fuller amenazase por teléfono a Annette Copeland: "Feliz año, os voy a matar", le dijo.

Los Copelands interpusieron entonces una demanda contra Fuller, que fue acusado de amenazas terroristas y notificado de los cargos el 13 de mayo de 2003.

Al día siguiente, de madrugada, Fuller se dirigió a la casa de sus vecinos, disparó una ráfaga de 60 balas y a continuación asesinó a Nathan Copeland de un disparo en la cabeza y a Annette Copeland mientras ésta llamaba al número de emergencias 911.

Los dos hijos de los Copeland, un niño de 14 años y una niña de 10, presenciaron toda la escena. El muchacho, además, resultó herido de bala.

Fuller llamó al 911 por la mañana para confesar sus crímenes y cuando la Policía llegó para detenerlo no ofreció resistencia.

Condenado a muerte en 2004, el año pasado Fuller ordenó a su abogado que suspendiera todo intento de retrasar su ejecución, un proceso que en ocasiones puede demorarse hasta tres décadas entre recurso y recurso.

"No quiero seguir viviendo en este infierno", escribió el reo en referencia al corredor de la muerte de Texas, que cuenta en la actualidad con unos 250 presos.

La de hoy fue la primera ejecución de Texas (el estado que más uso hace de la pena de muerte en Estados Unidos) desde abril, cuando se quedó sin los productos químicos para las inyecciones letales y tuvo que reprogramar media docena de ajusticiamientos.

En lo que va de 2016, cuatro estados han ejecutado a 16 presos en Estados Unidos. Texas y Georgia, con siete y seis, respectivamente, encabezan esa lista negra en uno de los años con menos ejecuciones de las últimas décadas.

Con la de Fuller, Texas ha ejecutado a 538 presos de los 1.438 ajusticiados en todo el país desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reinstauró la pena capital en 1976.