El matrimonio de pequeños empresarios daban el perfil. Una actividad profesional más que rentable y sin hijos a cargo. Ninguno de ellos sospechó que fueron víctimas de un seguimiento, aunque, a veces poco profesional, antes de sufrir uno de los peores episodios de su vida. Estos vecinos de Arona nunca imaginaron que aquel individuo que un día acudió a su local, sin papeles, a pedir presupuesto para un furgón; otro varón tatuado que le habló a ella en una tienda como si la conociera, o un tercero, que le hizo una foto a su coche ante su vivienda de Buzanada, formaban parte de una banda organizada cuyos miembros estaban dispuestos a dejar malheridas o matar a sus víctimas para llevarse un buen botín.

Eran las tres y media de la madrugada del 27 de abril de 2014. Esa noche, el matrimonio dormía en habitaciones separadas por la hora en que se tenían que despertar cada uno al día siguiente. El hombre relata que oyó ruidos agudos. Y minutos después, gritos fuertes. No se movió de la cama porque pensó que eran los vecinos del piso superior en un incidente con sus hijos. Pero la realidad era otra. Tres miembros de una violenta banda de atracadores asentada en el Sur de Tenerife entraron por el balcón. Primero se dirigieron al cuarto donde estaba la mujer, a la que le dieron una patada en el pecho y un puñetazo en la boca. Tras ser amordazada, recibió golpes en la cabeza y la tiraron al suelo. Recuerda que "no podía hablar y me taparon la cara con una pashmina". Esta afectada señala que "siempre hablaban con voz fingida y apenas se les entendía nada". Después, uno se quedó con ella y los otros dos se dirigieron a la habitación donde estaba su marido. Este empresario comenta que, de repente, hubo un "fogonazo de luz". Le dio tiempo de levantarse, pero dos encapuchados se le echaron encima. En una reacción inmediata y fallida, intentó resistirse a lo que era un asalto violento en toda regla. Entre otras cosas, le rompieron un brazo y el hombre precisó que le colocaran una placa de 16 centímetros en una compleja operación quirúrgica.

También le rompieron una lámpara en la cabeza, lo que le provocó un coágulo. Recibió tantos golpes en la cara que, en palabras del empresario, "parecía un natural del Congo manchado de alquitrán".

Tras atarle las manos con cinta americana, lo pusieron de rodillas contra la cama. Uno de los atracadores, que siempre estaba con el afectado, cada vez le apretaba más el cuello y sentía que lo iba a asfixiar.

Al ver que la situación era irreversible, el empresario les dijo que estuvieran tranquilos, que no le hicieran daño y que podían robar lo que quisieran. Los acusados formalmente por la Guardia Civil por este asunto, en agosto de 2014, son Ángelo D.D., de 36 años y natural de Lanzarote; Antonio E.G.G.; José M.B.O., alias "Caracortada", de 50 años y vecino de San Miguel; así como J.R.R.. Robaron 11 monedas de oro con un valor de 11.000 euros y otros 24.000 en joyas, como un reloj de oro de una conocida marca y un collar. El varón que se quedó con la mujer, "que olía horriblemente", según la víctima, llegó a quitarse los pantalones. Ella le pidió que no la violara. Pero, en ese momento, hubo fuertes golpes en la puerta con un extintor y gritos de "¡policía, policía!". Eran vecinos y una patrulla de la Guardia Civil.

Los miembros de la banda de "Caracortada" empezaron a hablar claro, con acento canario, y decidieron huir. Saltaron por el balcón de la casa. Uno de los delincuentes, Ángelo D.D., se fracturó una pierna en una caída. Pero continuó su fuga. Se subió en el coche donde esperaba el tercer implicado y se marcharon del lugar. El delincuente fue al hospital días después. El empresario estuvo 11 días ingresado. Las lesiones físicas se le han curado, pero las emocionales son difíciles de cicatrizar.

"Lo malo es que violan tu intimidad"

El matrimonio afectado por el robo con violencia en su vivienda recuerdan que los tres atracadores encontraron la llave de la caja fuerte. Entonces, se dirigieron hasta el lugar donde se hallaba dicho depósito y se apropiaron de las monedas de oro antiguas, de los siglos XVII y XVIII, así como de valiosas joyas. Después de patearla, a la mujer le preguntaron que dónde estaba el dinero y esta respondió que no tenían nada. Llegaron a mostrar su enfado porque en la vivienda no había dinero en efectivo, como ellos esperaban. Y a la víctima le dijeron que "si se estaba haciendo la tonta". Los afectados señalan que, a día de hoy, "no hemos recuperado nada de lo que nos robaron". El hombre señala que "podían llevarse todo lo que quisieran, pero lo malo es que usaran tanta violencia y que violan tu intimidad". El empresario señala que "no se puede vivir con remordimiento, ni odio ni ira", pero lamenta que "la sociedad en la que vivimos adolece de muchas cosas; esto lo fabricamos entre todos". Agradece el comportamiento que tuvieron con ellos los investigadores de la Guardia Civil, así como su profesionalidad para capturar a los autores. El hombre se queda asombrado cuando se entera de que dos de sus agresores (A.D.D. y J.M.B.O.) están implicados en la brutal paliza sufrida por otro empresario, José Tavío, en La Camella el pasado mes de febrero. Actualmente, sigue la instrucción por el asalto de Buzanada y otros delitos similares en el Juzgado de Instrucción número 2 de Arona.

Monedas de oro de los siglos XVII y XVIII fueron robadas por los delincuentes al empresario de Arona. Las heredó de su padre, que las encontró al derribar una pared antigua en Galicia hace muchas décadas. Según los peritos que las analizaron, alguna de ellas tiene un valor que ronda los 3.000 euros.