El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 2 de Catalunya denegó hasta en 13 ocasiones la concesión de un permiso de tres días al violador reincidente Tomás Pardo, detenido por haber vuelto a violar e intentar asesinar a una mujer en Igualada (Barcelona) este sábado, pero finalmente en febrero la Audiencia de Barcelona le permitió salir en base a los informes de la Junta de Tratamiento que informaban favorablemente a su salida por riesgo bajo.

Según han informado fuentes judiciales, la sección 21 de la Audiencia de Barcelona estimó en febrero de 2016 el recurso presentado por el interno en base a los informes de la Junta de Tratamiento, que consideraron que el interno había "avanzado mucho con una actitud empática hacia las víctimas y corrigiendo su impulsividad", y su conducta se adaptaba a la normativa.

Asimismo, desde la Junta de Tratamiento de la cárcel de Ponent (Lleida) propuso la concesión del permiso de tres días dado que ya había cumplido la mitad de la condena, y había iniciado contactos con el exterior de manera progresiva, ya que de hecho Tomás Pardo ha tenido 18 permisos de menos de 48 horas --que solo dependen de autorización administrativa-- sin que hubiera ningún incidente.

Además, Justicia tuvo en cuenta que el violador, a quien hoy una juez de Rubí (Barcelona) ha enviado a la cárcel por una presunta agresión sexual cuando estaba de permiso, no dio problemas en las salidas puntuales de máximo 48 horas que había iniciado en 2014 y en los talleres de reinserción en que trabajaba.

El permiso del pasado fin de semana, cuando Tomás Pardo raptó y violó presuntamente a una mujer en Castellbilbal (Barcelona), era el tercero de tres días que disfrutaba el violador, que en 2005 fue condenado a 26 años de prisión.

El violador superó el programa de tratamiento específico para condenados por delitos sexuales al que fue sometido en prisión, una formación que consiste en sesiones en grupo -de entre 10 y 15 personas- con un terapeuta, que también realiza un seguimiento personalizado del interno.

Los responsables del programa para delincuentes sexuales concluyeron que el interno se hallaba rehabilitado, dado que reconocía el delito cometido, asumía sus responsabilidades en el mismo y mostraba síntomas de empatía hacia la víctima.

Tras ese tratamiento de rehabilitación, que tiene una duración de seis meses, el recluso fue evaluado mediante un protocolo estándar internacional -conocido como RISCANVI en el sistema penitenciario catalán-, en el que se descartó el riesgo de reincidencia.

Desde el año 2014, Instituciones Penitenciarias concedió al recluso permisos para salidas puntuales de menos de 48 horas -un tipo de licencia que no requiere la supervisión judicial-, al principio acompañado de profesionales de prisiones y, posteriormente, en solitario.

En el marco de esas salidas, el violador llegó a trabajar como voluntario en un programa social organizado por la Cruz Roja, y también en el interior de la prisión participó en varios proyectos sociales, en los que fue evaluado de forma positiva, sostienen las mismas fuentes.

Asimismo, el violador estaba trabajando hasta ahora en el centro de producción de la empresa vinícola Raïmat, en el marco de uno de los talleres para presos organizados por el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), y tras su jornada de trabajo acudía a dormir a la cárcel Ponent de Lleida.

Ante esa situación, los equipos técnicos de la cárcel emitieron unos informes que recomendaban que el preso pudiera disfrutar de permisos penitenciarios, decisión que después fue avalada por los tribunales.