La Policía Nacional ha desarticulado en Canarias una organización dedicada al tráfico de drogas que introducía cocaína desde Sudamérica para distribuirla posteriormente en Europa, en una operación en la que han sido detenido a once personas, informa la Dirección General de la Policía.

Entre los detenidos hay un italiano, un noruego, un croata, un serbio, un montenegrino, un bosnio-herzegovino, un apátrida de origen suizo y cuatro españoles, indica la Policía en un comunicado.

Los arrestados habían conseguido establecer un flujo constante y regular de importación de cocaína desde Sudamérica hasta las Islas, donde se distribuía parte de los estupefaciente, mientras el resto se enviaba a distintos países europeos.

Para evitar ser detectados, los miembros de la red se servían de una empresa de telecomunicaciones y utilizaban una red propia de comunicaciones encriptadas. En los registros realizados los agentes se han incautado de 49 kilogramos de cocaína, 20 kilogramos de hachís, una pistola modificada y munición, sustancia para la adulteración y manufactura de la droga y 39.460 euros en efectivo.

La operación, denominada "Escipión", se inició a finales del año pasado en torno a una organización internacional, liderada por ciudadanos procedentes de territorios de la antigua Yugoslavia, dedicada a la distribución de cocaína.

Los componentes de la banda formaban una pieza clave de un entramado delincuente que operaba a nivel internacional y se extendía por la Península y otros países de norte y este de Europa, como Rusia.

La organización utilizaba varios métodos para la introducción de la droga en territorio nacional. En esta ocasión la cocaína llegó a bordo de un crucero procedente de Río de Janeiro, lugar donde presuntamente fue cargada, con la colaboración de uno de los tripulantes de la sala de máquinas. La descarga se realizó en una escala en Lanzarote para ser ocultada en la habitación de un hotel del municipio de Tías.

En ese lugar se incautaron 49 kilos de cocaína mientras era custodiada por dos miembros de la organización.

Los métodos de trabajo de los narcotraficantes derivaban de la formación de sus miembros como militares en países del este de Europa. El líder de esta rama de la organización, al que todos conocían como "El profesor", había prestado sus servicios en el ejército nacional yugoslavo.

Además, se encontraba actualmente fugado de la justicia germana, pendiente de cumplir una pena de 14 años.

Los detenidos adoptaban medidas de seguridad tanto en sus movimientos, lo que hacía complicada su vigilancia y seguimiento, como en sus comunicaciones, gracias a un sistema de encriptación.

Uno de los investigados portaba siete teléfonos operativos en el momento de su detención. Durante el tiempo que duró la investigación, se comprobó que los miembros de la organización viajaban con gran asiduidad tanto a Madrid y Barcelona como a otras capitales y recibían visitas de ciudadanos de países de Europa del Este.