El juez de instrucción ha enviado a prisión al cazador acusado de matar a dos agentes rurales el pasado sábado en un coto de Aspa (Lleida) disparándoles cuatro tiros a corta distancia y recargando el arma.

El cazador, Ismael Rodríguez, de 28 años y vecino de Vacarisses (Barcelona), ha declarado hoy que sigue sin explicarse los motivos por los que tiroteó a los agentes en su comparecencia ante el titular del juzgado de instrucción número 4 de Lleida, que le ha abierto una investigación por "dos delitos de asesinato o, como mínimo, dos de homicidio".

El juez imputa también al cazador un delito de tenencia ilícita de armas, puesto que tenía caducada la licencia de la escopeta que empleó contra los agentes rurales, y otro de atentado a la autoridad, pues esta era la condición que tenían las víctimas.

En su auto, el magistrado sostiene que, pese a que en su declaración el acusado afirma haber disparado a los agentes desde unos diez o quince metros, las heridas que presentaban las víctimas apuntan a que el tiroteo se produjo "desde una distancia muy próxima".

En virtud de los primeros análisis forenses, el juez apunta a que el acusado disparó dos tiros a cada uno de los agentes rurales -y no tres en total, como ha mantenido el cazador en su declaración judicial-, de lo que deduce que tuvo que recargar el arma, ya que el tipo de escopeta que empleó no admite manipulación para admitir más de tres cartuchos, según reconoce el propio investigado.

La autopsia practicada a los cadáveres revela que las víctimas fueron tiroteadas en zonas vitales: "Uno de los agentes presenta una herida en la cara y otra en el cuello en trayectoria horizontal y el otro, una herida en el tórax y otra en la región parietal", detalla el auto del instructor.

Del relato de los hechos del propio acusado, razona el juez, "no se desprende la existencia de ninguna discusión con los agentes, ni requerimiento por parte de estos (más allá de la indicación de que descargase el arma)", por lo que, según el magistrado, "la inexplicable reacción de Ismael Rodríguez no obedece a una situación previa de tensión o enfrentamiento".

El juez argumenta también que el acusado es "un cazador con al menos diez años de experiencia", durante los que ha tenido contacto con agentes rurales, por lo que debía saber que este tipo de guardas no van armados.

Esas circunstancias del doble crimen han llevado a la Fiscalía a acusar al cazador de dos delitos de asesinato, al considerar que actuó con alevosía sin dar a los agentes ninguna posibilidad de defenderse, una calificación que el juez asume aunque sin descartar el homicidio, a la espera del transcurso de la instrucción del caso.

De acuerdo con lo solicitado por la Fiscalía, el juez ha ordenado el ingreso en prisión preventiva del cazador por el riesgo de fuga y de que pueda volver a delinquir, tras llevar a cabo junto a él una reconstrucción de los hechos en el coto privado de caza de Aspa donde ocurrió el doble crimen.

Según relata en su auto el juez, el acusado, que acudió el pasado sábado desde Terrassa (Barcelona) junto a otros compañeros para cazar en el coto de Aspa, tenía caducada la licencia de armas necesaria para usar la escopeta Benelli con la que disparó.

La Guardia Civil había notificado al acusado que debía depositar su escopeta en las dependencias de la Benemérita por estar caducada la licencia, pero Ismael Rodríguez puso el arma a nombre de un amigo, también cazador y con licencia en vigor, para no tener que entregarla.

El acusado, añade el auto judicial, entró con el arma del crimen y sus cartuchos en el coto de caza con sus compañeros y otras dos personas que había contactado por internet, pero no pudo recoger el pase obligatorio por tener la licencia caducada.

Según ha relatado Ismael Rodríguez ante el juez, una vez dentro del coto el grupo se dispersó y él se quedó solo disparando en una zona de olivos, momento en que se le acercaron dos agentes rurales que le pidieron que descargara el arma, ante lo que el imputado se volvió y les disparó "desde una distancia muy próxima".

Tras el tiroteo, ha añadido el propio imputado, se dirigió a donde se encontraban sus compañeros para explicarles que había matado a los agentes y, media hora después, el grupo decidió alertar de los hechos mediante una llamada al 112.

El doble crimen de Aspa ha motivado hoy una reunión de sindicatos y profesionales con la consellera de Agricultura, Meritxell Serret, que ha anunciado que se plantea dotar de chalecos y cámaras a ese tipo de guardas, así como aprobar un reglamento de armas para garantizar su seguridad.