Virgilio H.G., de 75 años, arruinó su vida el día en que descubrió que un sobrino había encargado la obra de un muro cerca de su casa, en contra de su deseo, y decidió tomarse la justicia por su mano. El acusado, conocido también como "Juan" y vecino de La Vega, en Icod de los Vinos, se sentó ayer en el banquillo como presunto autor de un delito de tentativa de asesinato a su hermana. El juicio se celebró en la Sección VI de la Audiencia Provincial. El fiscal, la acusación particular y la abogada defensora llegaron a un acuerdo para que, en vez de 14 años de prisión, cumpla una condena de ocho años de cárcel. Pasados estos, durante otra década no podrá aproximarse a la víctima ni a la localidad donde vivió toda su vida. Para afrontar la indemnización de 30.000 euros exigida por la acusación, Virgilio y su esposa decidieron dar en pago su casa y un terreno próximo. Tales propiedades están junto a la vivienda de la hermana afectada.

El intento de asesinato ocurrió el 6 de marzo de 2014 y el móvil del ataque fue un problema con una linde y la titularidad de una finca. El procesado, también conocido como "Juan", observó que un sobrino suyo, hijo de la víctima, estaba haciendo un muro y no estaba de acuerdo.

Por esa razón, el hombre tocó en la puerta del domicilio de su hermana y le pidió que fuera a tomarle la tensión a su esposa y a él. La afectada acudió y, tras cumplir con lo que le pidió su hermano, iba a salir de la casa de este. Virgilio cogió un cuchillo y se lo clavó en el cuello a Candelaria. La afectada sufrió la sección superficial de la yugular y, de no ser por la rápida atención médica, hubiera fallecido. Después, el acusado decidió subir a la azotea de su casa para tratar de acabar con su vida. Y su esposa se lo impidió.

La víctima señaló ayer que "me levanté para irme y se puso enfrente de mí; me agredió y caí al suelo". Estuvo hospitalizada un mes y, posteriormente, más de un año en una residencia.

El primero en llegar a la casa fue el trabajador que estaba haciendo el muro. Observó claramente que el acusado tenía un cuchillo con restos de sangre en una mano. Y el autor del ataque le dijo a dicho testigo: "La culpa es tuya". Un sobrino político de Virgilio accedió a la vivienda y le quitó dicha arma blanca. Después, observó que la víctima sangraba considerablemente por el cuello. Un guardia civil que custodió al arrestado tras el suceso explicó que Virgilio le dijo que "había perdido la cabeza" y que discutió con su hermana. Pero no se mostró arrepentido ni muy nervioso, según el agente. Por esa agresión, Virgilio lleva desde entonces en prisión.

euros es la cantidad que la acusación particular reclamaba al procesado y que se abonará con la entrega de su vivienda y una finca próxima. La medida fue aceptada por la defensa y el fiscal.