Hoy está previsto que comience el juicio con Tribunal de Jurado por el asesinato de Laura González, la joven que presuntamente fue quemada viva por parte del acusado, su exnovio, David Batista Pérez, que actuó así después de enviarle numerosos mensajes a través del teléfono móvil vertiendo amenazas de muerte, que finalmente se hicieron realidad.

El caso se juzgará en la Sección V de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife y el fiscal solicita para David Batista una condena de 42 años de prisión en total.

El representante del Ministerio Público pide 25 años de cárcel por un delito de asesinato; otros dos años por un delito continuado de amenazas, y 15 años más por el incendio con peligro para la vida e integridad de las personas.

Laura González fue rociada con combustible y quemada cuando se encontraba en su puesto de trabajo, una conocida tienda situada en la céntrica calle Real, el 10 de julio de 2015.

Además, el fiscal reclama una responsabilidad civil de 180.000 euros para los padres de la víctima.

También propone compensar al propietario del establecimiento con 57.456 euros por el lucro cesante causado en su negocio.

El representante del Ministerio Público recuerda en su escrito que el acusado y la víctima mantuvieron una relación sentimental durante aproximadamente cuatro años.

Laura decidió poner fin a la relación en mayo del año 2015 y el presunto asesino jamás aceptó esa decisión. Con el propósito inicial de retomar la convivencia, David empezó a enviarle mensajes de telefonía. Pero, cuando confirmó que esa opción se había cerrado definitivamente, comenzó a enviar mensajes con el fin de coartar la libertad, la seguridad, la tranquilidad y el sosiego de Laura González.

El individuo envió un total de 112 mensajes de texto entre el 16 de junio y el 10 de julio de 2015. Los textos iban subiendo de intensidad debido al enorme rencor por la ruptura sentimental, hasta llegar a anunciarle su muerte y hacer alusión explícita al fuego.

El mismo día que ocurrió el trágico suceso, el procesado envió a la joven un mensaje a las 5:30 horas de la madrugada: "eres más puta q las gallinas...acabas de sentenciar tu muerte...falsa milongera".

Media hora más tarde, a las 6:00 horas, el texto fue: "Aprovexa a tirartelo q mañana se t acabo el cuento zorra".

A las 10:14 horas, le escribió a Laura: "pues espero q allan disfrutado los dos...porq no va a ver mas dias para hacrlo...por mis cojones...q asta aki llegastes...por mi vida q si".

Y el último se envió a las 10:15 horas: "a verdad q es una pena poner a dos familias de luto por lagarta".

Justo una hora después de escribir el mencionado mensaje, el presunto asesino entró en la tienda donde trabajaba Laura para matarla.

Nueve litros de gasolina para una tragedia

David Batista Pérez salió de su casa y se dirigió a una estación de servicio de la capital palmera, donde compró una garrafa homologable de combustible y 9,34 litros de gasolina. Colocó la garrafa en una mochila y se dirigió a la tienda donde trabajaba Laura en la calle Real. Una vez dentro, de forma sorpresiva, el acusado se dirigió al mostrador, donde la afectada atendía a una clienta. Después rodeó el mostrador y se aproximó a la víctima. Tras arrinconarla contra la pared, sin que tuviera posibilidad de defensa alguna al no esperar esa reacción de David, Laura fue rociada con la gasolina. El combustible no pudo ser vertido en su totalidad, gracias a la acción de una testigo. De hecho, parte de la gasolina cayó sobre el presunto autor del asesinato. Entonces, sacó un mechero y prendió el fuego, que afectó al 95 por ciento de la superficie corporal de la víctima. Las quemaduras resultaron mortales. La joven falleció a las 12:40 horas en el Hospital General de La Palma. El fiscal señala en su escrito de calificación que la víctima padeció una hora y 25 minutos de gran sufrimiento, tanto físico como psíquico, al encontrarse consciente en todo momento. Las quemaduras afectaron no solamente al tejido quemado o cercano a la quemadura, sino también al resto del organismo, generándole congestión vascular visceral, hemorragia, edema pulmonar agudo o edema cerebral. También se vieron afectados órganos como el corazón, el pulmón, el cerebro o el hígado. Además de acabar con la vida de la víctima, David puso en peligro la vida de otras personas, como la clienta que estaba junto a Laura, su hija y una nieta de 7 años, así como una veintena de personas más. El escrito del Ministerio Público advierte de que la mercancía del comercio (bolsos, calzado y bisutería) es altamente inflamable y que pudo haberse producido una explosión en el local si el fuego hubiera llegado a la garrafa que el acusado dejó abandonada en el establecimiento para salir corriendo por la calle Real.