El problema va a más. Los delincuentes dedicados a los hurtos que operan en Tenerife, la mayoría de origen rumano, se sienten impunes. Primero porque es muy difícil pillarlos "in fraganti" en sus hurtos y, después, porque la legislación aplicable a lo que hacen no les genera, precisamente, mucho miedo. El fenómeno parece que va a más, según reflejan fuentes policiales y las redes sociales. Y en estos meses han aumentado su abanico de tretas para llevarse el dinero de los turistas.

En Playa de las Américas, algunos de estos ladrones profesionales se hacen pasar por policías para pedir a las potenciales víctimas sus carteras con la excusa de que quieren saber si llevan droga en ellas.

Para convencer a los incautos, los autores muestran una falsa placa de agentes. Cuando obtienen la cartera, se llevan una parte sustancial de los billetes que puedan tener los afectados. Como ejemplo, si tienen 500 euros, ellos pueden sustraerles 200 o 300.

Esta es una muestra de que los expertos en hurtos ya no se limitan únicamente a robar al descuido a las víctimas, sino que también se atreven a interactuar con las mismas a cara descubierta.

La semana pasada y en la jornada de ayer, la Guardia Civil informó de que ha identificado y denunciado a cinco personas por llevar a cabo hurtos por el procedimiento del "tropiezo" (simular que tropiezas con alguien para quitarse rápidamente la cartera). Y en los últimos días, en las redes sociales y grupos de whatsapp advierten sobre las personas que van con folios y falsos logos de asociaciones de discapacitados para pedir firmas de apoyo.

Uno o dos implicados muestran una imagen para dar pena como sordomudos o discapacitados, mientras otra persona les sustrae el dinero que puedan portar sin que el "benefactor" se dé cuenta.

Este procedimiento tiene otra variante, como es la utilización de una silla de ruedas. La banda lleva a un miembro en una silla de ruedas y otro lo empuja. Cuando ven a una pareja de turistas mayores o de mediana edad, simulan que tropiezan y se cae. Cuando el afectado acude a ayudarlos, entonces otro delincuente les sustrae la cartera.

Y, por supuesto, continúan los hurtos en vehículos en miradores turísticos o en los bolsos en las concentraciones de turistas en las zonas más turísticas. Las fuerzas de seguridad, en algunos puntos con una plantilla excesivamente reducida, sin grupos especializados consolidados para luchar contra este tipo de acciones, con unos turnos que limitan la presencia de patrullas en las calles o una cifra de bajas laborales significativa, no terminan de ofrecer una respuesta eficaz al problema desde un punto de vista global. El calendario de presencia en Tenerife de estos ladrones empieza en octubre y finaliza en abril, como es sabido por los profesionales de la Guardia Civil, la Policía Nacional o las policías locales de toda la Isla.

El fenómeno de los hurtos se ha extendido a cualquier rincón de Tenerife donde haya turistas vulnerables. Ya no se limitan a los grandes núcleos turísticos de playas, hoteles y mercadillos, o bien a los miradores más concurridos. Fuentes policiales señalan que en Garachico operan dos agentes municipales de paisano que tratan de afrontar la situación, en la medida de sus posibilidades. Según trascendió ayer, en los últimos meses han identificado a casi medio centenar de delincuentes diferentes que aplican diversas tretas para lograr su objetivo. El horario de los delincuentes para operar en la Villa y Puerto del Noroeste tinerfeño es de 12:00 a las 16:00 horas; es decir la franja horaria en la que muchos turistas acuden a pasear y almorzar al histórico pueblo. En el caso que nos ocupa, una fuente señala que "están organizados y a los que vemos e identificamos un día, en las jornadas siguientes no aparecen por aquí; vienen otros". Además, antes de llegar a Garachico, los ladrones especializados suelen parar por el casco histórico de Icod, otro enclave importante en cuanto a visitas turísticas. En Garachico, al igual que en otros lugares de la Isla, quienes actúan son gente joven, aunque también puede haber alguna persona de más de 40 o 50 años. En aquellos casos en los que los policías logran interceptarlos tras un hurto, ya no portan la cartera sustraída encima, únicamente el dinero. Y así resulta muy complejo atribuirles algún delito. Su alta capacidad de movilidad posibilita que, si los identifican y molestan en un determinado lugar, en poco tiempo puedan estar en otro. Ayer, por ejemplo, uno de estos presuntos delincuentes fue identificado en las inmediaciones del Ayuntamiento de La Laguna por agentes de la Policía Local del grupo de proximidad. Sin embargo, no había denuncias previas y ni siquiera se le pudo investigar o imputar. A veces, el hecho de que se les "moleste" reiteradamente les obliga a cambiar de lugar. Pero siguen en la Isla, no se rinden. De Arona al Puerto de la Cruz, de Garachico a La Laguna.