Al menos tres presos, uno de ellos el brazo derecho del líder de una facción, fueron asesinados en una cárcel de Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas, donde en enero pasado se registraron masacres en varias prisiones que dejaron un balance de más de 60 muertos, informaron hoy fuentes oficiales.

Los homicidios se registraron esta tarde en la Unidad de Prisión de Puraquequara (UPP), en la zona rural de Manaos, de los cuales dos fueron cometidos por los propios compañeros de celda, según señaló el secretario de Seguridad Pública de Amazonas, Sergio Fontes, en declaraciones a los medios.

Fontes no descartó la posibilidad de encontrar más fallecidos en el interior de la unidad, aunque declaró que la situación ya está bajo control de las autoridades.

El Gobierno regional desveló solo la identidad de uno de las víctimas, Janderson Araújo, alias "Boca Rica", quien sería el brazo derecho del narcotraficante "Joao Branco", líder de Familia do Norte (FDN) y reo en una prisión federal.

De acuerdo con las autoridades, la facción FDN estaría detrás de las matanzas que ocurrieron el 1 y 2 de enero en varias unidades penitenciarias de Manaos contra miembros de la banda Primer Comando de la Capital (PCC), que opera principalmente en el estado de Sao Paulo.

El Complejo Penitenciario Anisio Jobim (Compaj) fue el escenario de una de las sangrientas revueltas, que duró 17 horas y dejó 56 muertos en la segunda mayor masacre en la historia carcelaria de Brasil tras la ocurrida en 1992 en una Casa de Detención de Sao Paulo, popularmente conocida como Carandiru, en la que murieron 111 reclusos.

La cifra de muertos se elevó después hasta los 60, pues otras cuatro personas fueron asesinadas en la Unidad de Prisión de Puraquequara, la misma en la que hoy se registraron los dos asesinatos.

Días después, en otra cárcel pública de la capital amazónica, se notificaron otras cuatro muertes.

Brasil vivió esas primeras semanas del año una cruenta crisis carcelaria en la que murieron cerca de 150 reos en el interior de las cárceles de varios estados por enfrentamientos entre facciones rivales que se disputan el control de los presidios.

Además de la guerra entre clanes rivales, las prisiones sufren graves problemas de salubridad y de hacinamiento, que colocan a Brasil como el país con la cuarta mayor población carcelaria del mundo, por detrás de Estados Unidos, China y Rusia.