El informe elaborado por los forenses sobre el cuerpo sin vida de la anciana muerta en el año 2015 en Los Gladiolos apunta a que fue desatendida durante los últimos meses de su vida por los familiares bajo cuya responsabilidad se encontraba. El relato de los peritos supuso una continuación del fuerte impacto que causó el día anterior la muestra de las fotos obtenidas de la anciana y las conclusiones del estudio ratificaron las peores previsiones.

El informe indica que la fallecida hacía muchísimo tiempo que estaba en la misma postura con lo cual se esqueleto funcionaba "como un sólo hueso", dado el grado de anquilosamiento que presentaba. Por lo tanto, los técnicos tacharon de "imposible" que fueran verdad las palabras de los acusados, sus hijos, José R.Ll.A. y Ana A.Ll.A. y su nuera, María N.G.R., cuando aseguraron que poco antes la madre comía sentada en la cama. La anciana presentaba un cuadro de desnutrición severa y su índice de masa corporal estaba tan por debajo de los límites de compatibilidad de la vida que ni siquiera está recogido en las tablas oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No tenía grasa, ni masa muscular y consumía sus propias proteínas para sobrevivir.

Igualmente se encontraba deshidratada, sin que tuviera nada que ver la incontinencia urinaria que padecía. En el cuerpo se encontraron elementos que son indicativos de una falta de alimentación, hasta el punto de que los forenses indican que, como mínimo, la anciana llevaba un día sin ingerir comida sólida alguna.

Más impresionante aún resultó que encontraran larvas en la cadera e incluso una cucaracha en el antebrazo, lo que viene a certificar la suciedad extrema en la que estaba viviendo y que llegó a ser calificada por los forenses como "crónica". Esta falta de higiene era más que perceptible en las manchas de las uñas que llevaban varios meses sin ser cortadas, en los dedos del pie, de la mano y en las heces que se encontraron en las piernas, cuello y nalgas. Todo ello dio lugar a una infección severa por bacterias del exterior, no por virus, que llegó a la sangre y acabó atacando a los órganos y especialmente a los pulmones

No se puede concretar el número de llagas porque las había de todo tipo y profundidad. Las más importantes suman una decena, algunas de las cuales llegaban hasta el hueso y cuyo origen se debía a que la anciana tenía que haber sido cambiada de postura cada cierto tiempo. Por el contrario, lo que hacían sus familiares era moverla muy de vez en cuando, con lo cual las heridas se situaban en ambos lados del cuerpo. En la zona sacra aparecían unos esparadrapos viejos que se encontraban muy sucios. No es raro que dada la infección las heridas olieran mal. La muerte fue muy dolorosa y se produjo entre las 18:00 y las 20:00 horas del 27 de agosto de aquel año.