La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife condenó por un delito agravado de lesiones a tres años de prisión y al pago de 100.000 euros a un hombre identificado como Juan Carlos G.M. por haber propinado un fuerte puñetazo a la víctima, lo que dio lugar a que perdiera el ojo izquierdo.

Los hechos juzgados tuvieron lugar en una discoteca situada en la céntrica avenida de Anaga, en Santa Cruz de Tenerife, en la madrugada del 26 de enero de 2012.

Ante la gravedad de las heridas producidas por la citada agresión, que causaron el sangrado del ojo, la víctima tuvo que ser trasladada hasta el área de Urgencias del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria..

El ataque se produjo sin que hubiera alguna discusión previa y, de forma inmediata, el autor se aprovechó del tumulto que había en el referido establecimiento de ocio nocturno para abandonarlo.

Como consecuencia de todo ello, el agredido, que tardó 274 días en curarse, de los que 18 permaneció en el hospital, perdió totalmente su ojo izquierdo y sufre un perjuicio estético ocular de tipo ligero de grado medio, según los informes realizados en su momento por los médicos forenses.

La sentencia emitida recientemente por la Audiencia Provincial culpa, "sin ningún género de duda", al acusado como responsable de la agresión y de ser el autor del puñetazo.

Todo ello dio lugar a las mencionadas graves lesiones que, pese a las numerosas intervenciones quirúrgicas llevadas a cabo en el citado complejo hospitalario, determinaron la pérdida total del ojo.

Las consecuencias son más graves aún si se tiene en cuenta que la víctima sufre de muy mala visión en el ojo derecho, por lo que precisa de gafas. Y dicha circunstancia afecta a su trabajo como operador de grúa.

La Sala también entiende que por parte del procesado existió intencionalidad en causar las lesiones, "habida cuenta de la dureza del medio empleado por los huesos que conforman puño y la fragilidad de la zona en la que impactó". Así consta en la mencionada resolución judicial, a la que tuvo acceso EL DÍA.

El fallo judicial refleja que no consta que existiese una provocación ni discusión previa y que el condenado se acercó al perjudicado, que se encontraba desprevenido y le propinó sin más un fuerte golpe con el puño cerrado, por lo que éste perdió la conciencia y cayó el suelo.

Aunque en un principio el agresor negó los hechos, durante la vista oral los admitió y dijo que en el momento de lo ocurrido se encontraba bebido y que también había consumido cocaína. Sus propios amigos así lo declararon al señalar que estaban "pasados de vuelta" y que el condenado "tenía la mirada perdida y hasta le costaba hablar".

Agresivo cuando bebe

Los amigos del acusado que prestaron declaración durante la vista oral en el Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife añadieron que lo conocen desde hace tiempo y que cuando bebe se pone agresivo. El tribunal que juzgó el caso tuvo en cuenta las dilaciones indebidas existentes en este proceso judicial, dado el tiempo transcurrido entre el suceso y el juicio, así como el consumo de droga.