Samir Antonio M.S. ha sido condenado a 11 años de cárcel por el incendio de la casa en la que residía su exnovia, I.M.C. en La Laguna, que en aquel momento estaba embarazada.

En el juicio, celebrado ayer la Audiencia, se tuvieron en cuenta atenuantes como alteración mental y drogadicción, pero, por el contrario, se aplicó el agravante de parentesco. La pena de prisión se desgrana en un año por quebrantamiento continuado de las órdenes de alejamiento, cinco por intento de homicidio y otro tanto por el incendio provocado.

A todo ello habría que sumarle 45 días de trabajos a favor de la comunidad por malos tratos y amenazas consideradas "leves", cinco años de prohibición de acercamiento y comunicación con la víctima y otros cinco más de libertad vigilada por consumo de opiáceos. Además, se le impone la obligación de hacer frente a 19.123 euros, en concepto de responsabilidad civil por los daños causados en el edificio incendiado. En principio la Fiscalía pedía 24 años de cárcel, pero finalmente se llegó a una conformidad entre las partes.

El incendio intencionado de la vivienda se llevó a cabo el 26 de mayo de 2016 a primera hora de la mañana, cuando Samir Antonio M. S., provisto de una bombona con gasolina, se dirigió en un coche al domicilio de su expareja con el fin de acabar con su vida y, para ello, prendió fuego al edificio.

El fuego causó una gran humareda que afectó a las personas que viven en los alrededores, por lo que tuvieron que ser desalojadas. La policía nacional y los bomberos lograron derribar la puerta de la vivienda de la víctima y rescatarla junto con su entonces pareja, mientras que su padre había conseguido saltar por la ventana. Los propios agentes sufrieron intoxicación por humo.

En el lugar se encontró no solo la bombona sino también una mochila con una tarjeta de crédito y documentos bancarios a nombre del procesado. Ese mismo día remitió varios mensajes a la expareja y el 27 de mayo la felicitó por su cumpleaños, "esperando que sea el último", y le dijo que a la policía le iba a costar cogerlo.

Este fue el final de una serie de maltratos físicos y psicológicos que se iniciaron el 12 de mayo de ese año, cuando persiguió a la mujer en un coche y, tras insultarla, la agarró con fuerza de un brazo y del pelo, causándole heridas. En ese momento también le quitó el teléfono móvil y lo rompió.

Un día más tarde éste se presentó en las inmediaciones del domicilio. En ese momento la golpeó y zarandeó, además de amenazarla de muerte.

El 25 de mayo el procesado había intentado por primera vez quemar la vivienda de su excompañera causando daños en la puerta. Horas más tarde volvió de nuevo al mismo lugar increpándola, por lo que la mujer llamó a la policía nacional. Los agentes pudieron comprobar mientras la atendían que recibió, al menos, tres llamadas del procesado y que éste se daba a la fuga en un vehículo alquilado. Al día siguiente consumó el incendio por el que desde entonces está en prisión.