El ciudadano italiano que roció con gasolina y prendió fuego en Lanzarote a la vivienda donde dormían su expareja y el hijo de ambos alegó ayer que no quería hacerles daño, sino "asustar", que está "avergonzado y arrepentido" y que espera que algún día le perdonen.

La Audiencia de Las Palmas juzgó ayer en Arrecife a Vincenzo P., de 41 años, que se enfrenta a una posible condena de 20 años, por un delito de incendio con riesgo para la vida de las personas y de otro de lesiones agravadas por parentesco.

Así mismo, la Fiscalía y la acusación particular piden que se le prohíba acercarse a las víctimas en 30 años y que se le retire la patria potestad sobre el niño durante ese mismo período.

El procesado argumentó ante el tribunal que su intención era solo "hacer un pequeño fuego para asustar", pero que la situación "se le fue de las manos". Además señaló que pensaba que "no había nadie en la vivienda", pues también su expareja supuestamente le había dicho que se iba a pasar la noche a casa de una amiga, cosa que ella negó en su testimonio.

Según Vincenzo, esa noche había consumido "cocaína y heroína" y lo que le llevó a cometer los hechos fue que "no podía ejercer su derecho como padre, por lo que sentía hundido".

Sin embargo, su expareja explicó que Vincenzo P. podía "ver a su hijo cuando quería" y que iba a su casa también cuando deseaba, pese a tener una condena previa por coacciones en el ámbito familiar de la cual derivaba una orden de alejamiento.

La víctima dijo que nunca denunció el incumplimiento de esta prohibición porque su expareja era quien abonaba el alquiler de la casa en la que vivían ella y el niño y que "le amenazaba con extinguir el contrato de arrendamiento".